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Europa y el islam

Grupos de jóvenes británicos se enfrentan en Windsor por la construcción de una mezquita

Reino Unido vive cada vez con más incertidumbre el hasta hace poco admirado modelo multicultural. Mientras el líder de la oposición alertaba el miércoles sobre las "vidas paralelas" que separan a los distintos grupos étnicos del país, jóvenes cristianos y musulmanes llevan tres noches dándose tortas en las calles de Windsor por una mezquita y uno de los ministros más próximos a los musulmanes británicos, Jack Straw, ha pedido a las musulmanas que renuncien al velo para facilitar las relaciones entre las comunidades.

Son tres elementos que reflejan las crecientes tensiones en torno a la vida de los británicos que profesan la fe de Mahoma. Los problemas se han acentuado con la crisis de Irak, pero no son de ahora. En 2001 hubo graves incidentes en el cinturón de Manchester que encendieron las alarmas sobre la deriva del modelo multicultural. Un modelo que rechaza la integración forzosa de las minorías que empezaron a llegar masivamente a Reino Unido en los años cincuenta y que aboga por el derecho de cada cual a vivir a su manera, con su propia cultura.

El problema es que ese modelo facilita la creación de esas "vidas paralelas" a las que aludía David Cameron en su discurso de clausura del congreso del Partido Conservador. Vidas paralelas que no comportan especiales problemas cuando las comunidades son prósperas, como ocurre en buena parte con los emigrantes de origen indio o chino, pero más conflictivas en el caso de comunidades menos prósperas, como los afrocaribeños, los paquistaníes y otros musulmanes.

A la marginación social se añade la cuestión religiosa. Una mezcla explosiva, como ha ocurrido esta semana en Dedworth, un barrio de Windsor en el que grupos de jóvenes blancos llevan desde el lunes protestando violentamente contra el proyecto de que se instale una mezquita. Allí, en Vale Road, existe desde hace tiempo una central lechera que hace unos años fue adquirida por un grupo de empresarios musulmanes. En Medina Dairy Limited, como se llama ahora la compañía, trabajan medio centenar de empleados, casi todos musulmanes. La firma ha pedido permiso al Ayuntamiento para convertir en mezquita una parte de los locales y que sus empleados puedan cumplir con sus obligaciones religiosas, especialmente en Ramadán. Ambas partes dicen que es la otra la que ha empezado los incidentes, que han incluido el lanzamiento de un cóctel molotov contra la lechería.

Mientras los jóvenes se enfrentan en Windsor, no muy lejos del castillo real y del Ayuntamiento en el que se casaron el príncipe de Gales y su novia de siempre -la ahora duquesa de Cornualles-, el ministro Jack Straw ha pedido algo que a muchos musulmanes ha parecido anatema: que las mujeres se quiten el velo para que haya "relaciones mejores, más positivas" entre las comunidades. Straw dice comprender que las musulmanas se sienten menos incómodas en público si usan el velo, pero les ha pedido en una entrevista en el diario Lancashire Evening Telegraph que piensen "en las implicaciones que eso tiene en las relaciones comunitarias".

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