_
_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La fuerza de la historia

La historia de la literatura puede decirse de muchas maneras, pero en cualquier caso debe empezar por pensarse en sus propios términos. Por mucho que lleve también otras miras, la obra literaria es, antes de nada, historia de la literatura, porque nace como emulación de otras obras. En la secuencia que por ende se establece, los textos de un momento dialogan no sólo con los contemporáneos y los pasados, sino también con los futuros, y cambian de sentido según cambian las épocas. En tal perspectiva se sitúan los trabajos que Alberto Blecua ha tenido la valentía de juntar (con lo que está cayendo) bajo la añeja rúbrica de 'Estudios de historia literaria'.

Eso exactamente son, con ejemplar plenitud. Sin olvidar otras dimensiones, la atención de Blecua va principalmente a los aspectos en que los textos se aclaran a la luz de la tradición y la tradición se revela en todo su alcance cuando los textos se le reconocen como suyos. Signos viejos y nuevos dedica excelentes páginas a un San Juan de la Cruz o un Góngora, pero tampoco deja de hablar de ésos y otros grandes nombres cuando parte de autores y títulos más modestos. Así, la atribución a Lope de Rueda del Diálogo sobre la invención de las calzas y otras baratijas, rectamente impugnada (aunque discrepo de algún particular bibliográfico), no es desde luego cosa de primera importancia. Lo es, en cambio, la explicación de cómo y por qué esas piececillas se ahijaron al batihoja sevillano a principios del Seiscientos, en el marco de las polémicas sobre antiguos y modernos y sobre el papel que en la teoría y la práctica de la nueva literatura reivindicaban nada menos que Cervantes y Lope de Vega. De suyo, el Auto de la pasión toledano de finales del siglo XV ocupa un lugar minúsculo en el panorama del teatro español, pero el análisis temático, lingüístico y métrico a que lo somete Blecua enseña a distinguir en su interior una serie de estratos superpuestos que llevan desde el drama litúrgico y la Representación de los Reyes Magos hasta los inicios del auto sacramental.

SIGNOS VIEJOS Y NUEVOS. Estudios de historia literaria

Edición de Xavier Tubau

Crítica. Barcelona, 2006

432 páginas. 29 euros

Signos viejos y nuevos es to-

do un atlas de los caminos y los tiempos que recorre la historia de la literatura. La lírica de Fray Luis de León, por ejemplo, se ilumina aquí ex contrario o por exclusión, describiendo lo que no es, oponiéndola a las mañas del entorno poético del agustino. En los versos de Gregorio Silvestre, se deslinda nítidamente la erótica del "fino amor" que dominó la poesía del Renacimiento y el Barroco, en triunfadora competencia con las concepciones del petrarquismo y del neoplatonismo. De las dos versiones de la República literaria importa menos si se deben o no a Saavedra Fajardo (y en última instancia Blecua juzga ahora apócrifas ambas) que los diversos climas culturales que suponen, entre la aguda crítica del humanismo decadente y una pedantería "escolar y de púlpito". Los mutantes avatares de los textos se palpan en un ejemplar de la princeps de Boscán y Garcilaso anotado por un lector del XVIII y contraanotado por otro del XIX, con cristalinas declaraciones de sus respectivas estéticas. Valiosa contribución a una ya urgente historia de las historias de la literatura española es por otro lado el examen de los orígenes y desarrollos de la noción de "Siglo de Oro".

En los estudios literarios es hoy frecuente ir mendigando teoría e ignorando la que sin duda tenía como propia la literatura de antaño. Ciertamente no es el caso de Alberto Blecua, quien concede todo el relieve que merecen a las que en el Quijote se llaman "las dulcísimas y agradables ciencias de la poesía y de la oratoria". Del excelente análisis de un capítulo del Persiles con los anteojos de la retórica, subrayo una observación que vale por un entero tratado de la novela española entre el Lazarillo y el Criticón: "En Cervantes la elocutio está al servicio de la inventio, y no como sucedía, y acabó sucediendo, al revés".

En análogo sentido, significa-

tivo en extremo es también el ensayo sobre el apotegma en España, que no se limita a describir el aprendizaje e inventariar las colecciones del género, antes se extiende a apuntar cómo éste se filtra en otras modalidades literarias. Tampoco los trabajos sobre la fortuna de Virgilio son meras retahílas de ediciones y traducciones, y, en especial, Blecua muestra que el norte virgiliano es imprescindible para orientarse en el mar de las controversias en torno al Polifemo y las Soledades.

Las alusiones que preceden no agotan el contenido de Signos viejos y nuevos. Todo el libro exhibe la misma anchura de horizontes, destila muchos otros buenos saberes y está escrito en una prosa limpia y atractiva, rica en resonancias clásicas. Si en algo llevo años disintiendo del autor es en la valoración del método (presuntamente) lachmanniano para la edición de textos españoles, y en el capítulo que aquí versa sobre el asunto yo diría que Alberto se aviene a traer el agua a mi molino. Porque de los problemas concretos que presenta ninguno se resuelve con la estemática, y la importante discusión de la idea de "arquetipo" (muy tenida en cuenta por expertos de otros países) muestra justamente el callejón sin salida al que arrastra el tal método. Para mí, miel sobre hojuelas.

ZITA

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_