Toros en la precampaña en Cataluña
La precampa-ña electoral catalana aprovecha el verano para hincar el diente allí donde puede. Tras el rifirrafe por el caos en el aeropuerto de Barcelona, leo en Diari de Tarragona que Esquerra Republicana y CiU se las tienen tiesas en las comarcas de las tierras del Ebro por una serie de panfletos en los que se acusa a ER de ser enemiga Dels Bous Embolats, tradicionales en las festividades de muchos pueblos de la comarca. ER dice que CiU es responsable de los panfletos, los convergentes lo niegan, al tiempo que se ratifican en que es cierto lo que dicen los panfletos: que a ER, como prueba su postura en el Parlamento de Cataluña y en el Ayuntamiento de Barcelona, le gustaría prohibir todo lo relacionado con los toros excepto, digo yo, los estofados al vino tinto con cebollitas tiernas. Que ahora ER diga sí pero no, entra dentro de la lógica. Desde hace meses, lo más aproximado a un jeroglífico es desentrañar lo que ER dice y quiere. Sentado frente a una playa de Tarragona veo regresar a los bañistas arrastrando los pies, ellos cargados de bártulos, ellas tirando de niños agotados. Parece gente en penoso éxodo huyendo de algo. Dentro de un mes desearán huir de la campaña electoral que nos caerá encima. Llegado ese día, ruego al lector no catalán que al leer las gilipolleces dichas por los candidatos no caiga en el "Ay, estos catalanes...". Somos millones los catalanes que a partir de septiembre, y por higiene mental, dejaremos de leer las cotidianas gansadas de campaña.
