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Entrevista:AHORA EN SERIO

Faemino: "Una vez recé una oración muy bonita"

"Dios es como un puma encerrado en el maletero de un taxi". Hay humoristas que hacen reír mucho. Otros que hacen reír muchísimo. Y luego está Faemino, con el que te partes la caja. Tal vez esta expresión no sea demasiado académica, pero no se me ocurre otra mejor para describir las intensas reacciones que provoca en todos los seres vivos que vamos a verle actuar en los teatros. Es el más alto del dúo Faemino y Cansado y, por cuestiones puramente inconscientes, me apetecía muchísimo hablar con él acerca de Dios, ese ser todopoderoso, omnipresente y omnisciente que, según algunos, creó con su voluntad la luz, las montañas, los animales, las personas, las estrellas, todo lo que vemos e incluso lo que no podremos ver jamás.

PREGUNTA: Faemino, ¿Usted cree en Dios?

RESPUESTA: Más que Su Hijo.

P: ¿Cómo se lo imagina?

R: Como un señor que fuma puros, escupe por el colmillo, se tiñe el pelo y tiene soriasis en las rodillas.

P: ¿Y le reza?

R: Sí, una vez le recé una oración muy bonita. Era esta: Padre nuestro que estás en la plaza de España / Aparta las cabras de encima de mi cabeza / Hazme mecánico / Hazme inocente / Hazme una visera de cartón para la playa / No tengo tarjeta sanitaria / A ver si eso también puedes arreglarlo / ¡Gloria!

P: ¿Por qué le pedía a Él todo eso?

R: Porque se me subió una cabra en la cabeza en la plaza de España.

P: ¿Dios se ríe con usted y Cansado?

R: Sí, pero no viene a vernos porque está prohibido fumar puros durante la función.

P: ¿Y a Jesucristo le hacen gracia ustedes dos?

R: ¡Qué va! A éste le va más el Club de la Comedia, Milikito y esas cosas.

P: ¿Si usted fuera Todopoderoso, qué haría?

R: Lamerme un codo.

P: ¿Y si fuera un poco poderoso?

R: Montar un mueble de Ikea.

P: Pero usted ya tiene cierto poder, ¿no?

R: ¡Qué va! Para nada. Yo soy como la tortilla de patata deconstruida. Por más que quiero no puedo.

P: Tiene cierto carácter, eso es indudable. ¿Recuerda la última vez que ha blasfemado?

R: Lo recuerdo perfectamente. Fue el agosto pasado, buscando en Madrid comida para mis hurones.

P: El papa Benedicto XVI acude a un teatro a verle. ¿Se le ocurre algo para hacerle reír?

R: Sí. Se me ocurre una cosa: Le recordaría que Caín era vegetariano como Hitler.

P: ¿Y para hacer reír a Jesucristo?

R: Le contaría un ingenioso chiste de homosexuales.

P: Ojalá no pase, pero si Cansado decide ingresar un buen día en un monasterio, ¿Usted qué haría?

R: Me iría con él a darnos de latigazos. Ora un Calisay, ora otro Calisay.

P: Imagínese que Dios está leyendo EL PAÍS este mes de agosto, ¿qué le diría?

R: Que si tiene Él algo que ver con que al lado de un anuncio de coches todoterreno venga un alegato contra el apetito en el mundo.

P: José Luis Cuerda se imaginó a Dios con el aspecto de Fernando Fernán Gómez. ¿Con el aspecto de quién se lo imagina usted?

R: Yo me imagino a Dios como un puma encerrado en el maletero de un taxi.

P: ¿Él lo sabe todo, verdad?

R: ¡Qué va!, para nada. Los que pensáis eso os confundís. El pobre no sabe nada de nada. Eso le convierte en un ente muy variable. Es como las avispas de Padrón, que unas pican y otras non.

P: ¿Cómo se creó el mundo?

R: Cuando despidieron de Diario 16 a Pedro J. Ramírez.

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