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Tristeza y alegría

El bailarín Julio Bocca no sólo se está despidiendo de los grandes escenarios, como ha hecho ya en el Bolshoi, de Moscú; el Mariinsky, de San Petersburgo, o el Metropolitan Opera House, de Nueva York, entre otros, sino que también dice adiós al público de salas pequeñas. Éste fue el caso del teatro Juan Bravo, de Segovia, que dirige Víctor Aranda, donde el bailarín emocionó al público, el pasado fin de semana, antes de recalar en el Liceo de Barcelona, desde el miércoles al domingo próximo, con Cecilia Figaredo, y Eleonora Cassano y Jean Françoise Casanovas, como invitados. Con la idea de abandonar totalmente la escena el 22 de diciembre de 2007, a los 40 años, este artista nacido en Argentina prefiere marcharse dejando un sabor dulce. Gran parte de Europa, Estados Unidos y una gran función gratuita al aire libre en Buenos Aires, serán los lugares que verán dar a este grande sus últimos pasos en público. Pero él seguirá al frente del Ballet Argentino y de la escuela de danza y comedia musical, así como de la fundación que lleva su nombre, dedicada a la formación y la difusión del arte.

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