La primera cita
Las primeras horas de la Campus Party 2006 no son demasiado diferentes de lo que cabría esperar: uno llega, se acredita con relativa facilidad y, si ha habido suerte, consigue encontrar a sus conocidos, amigos, compañeros de clan o casi cualquier tipo de comunidad con la que haya decidido asociarse. Cada uno tiene su método. Muchos utilizan el teléfono móvil, pero la originalidad suele ser más divertida: los hay que enarbolan una bandera pirata, otros colocan un peluche, un flotador amarillo con forma de pato o, simplemente, exhiben su ordenador decorado y tienen más que suficiente para ser identificados con facilidad.
En estos primeros momentos uno puede darse cuenta de que la ola de calor se percibe en los pasillos de la Feria de Valencia, aunque la temperatura en el interior, en las zonas de los participantes, parece muy adecuada. Nadie se queja de calor a pesar de que más de 5.000 ordenadores estarán encendidos durante varios días.
De lo primero que uno se percata es de las bolsas con comida, de las tiendas de campaña y de que, pese a que todavía no está inaugurada oficialmente, la mayoría de los servidores están armados y en perfecto estado de revista. Todavía hay un número razonable de mesas vacías, pero se aprecia una laboriosa tarea de montaje y preparación de los equipos, especialmente en la zona de modding, donde se ensamblan algunos equipos realmente espectaculares.
En definitiva, son las primeras horas, con gente reencontrándose, un deambular continuo por los pasillos y, en general, la impresión de que no se trata de reuniones de desconocidos, sino que casi todo el mundo viene a una cita de amigos con los que tiene una cotidiana relación virtual.
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