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Columna
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Alto el fuego dialéctico y más rigor

El "alto el fuego permanente" de ETA debiera ser motivo de reflexión, no solamente para los políticos, sean gobernantes en Madrid, Vitoria-Gasteiz y Pamplona-Iruña, o en la oposición, sino también en los medios de comunicación, en éstos sobre todo entre los comentaristas. Uno se ha cansado de anotar la cantidad de disparates de todo género y condición que se han escrito estos últimos años. Creo que ha llegado la hora de exigir también "un alto el fuego permanente" a la dialéctica incendiaria, violenta y, especialmente, a los que sin ningún rigor atacan con toda suerte de armamento dialéctico falso a la libre convivencia plural de las nacionalidades hispánicas.

Creo que los que escribimos en la prensa o participamos en tertulias tenemos la obligación ciudadana de ayudar al presidente Rodríguez Zapatero para conseguir el cese definitivo de la actividad terrorista y dar paso exclusivamente a la política. Pero para eso hace falta un mínimo de rigor. Sobre esto último quisiera hacer unas primeras aportaciones a manera de un "alfabeto" conceptual.

Esta vez puede ser que estemos al final de la última guerra carlista en Euskal Herria y del integrismo político

Abertzale significa patriota y no nacionalista, menos de lo que algunos denominamos "izquierda abertzale tradicional". Todavía la semana pasada oímos en TVE y Antena 3 llamarles abertzales en exclusiva a los de HB. Les hacen un favor peligroso, cuanto menos. Recientemente, el ex presidente de la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia Jean Haritschelhar ha escrito, puntualizando a la revista Lema, órgano del PNV en Bayona, lo siguiente, en un riguroso artículo titulado Appellations incontrôlées: "... ne ne dirais pas nationaliste, mais abertzale, ce qui n'est pas la même chose". Creo que, empezando por los libros de Estilo, se le debiera de hacer caso a una autoridad lingüística que no tenido nunca una militancia política.

Los militantes del PNV se llamaban jelkides entre sí y jeltzales en general y su acrónimo eusquérico EAJ no es otra cosa que Eusko Alderdi Jeltzalea. La palabra abertzale empezó a utilizarla el partido ANV durante la II República, porque no era confesional y se alió en la "Conjunción republicana-socialista" en la mayoría de los ayuntamientos vascos. En la década de los 60 y 70 muchos grupos clandestinos, no solamente ETA, sino otros no secesionistas, como EPK, EMK, LKI, también lo utilizaron.

Como en euskera la palabra euskaltzale, es decir, vasquista, sólo tenía una tradición cultural no podría equipararse a los términos catalanista o galleguista. Abertzale era el más adecuado. Cuestión diferente es que se lo apropie HB, pero ¡que encima se le ayude desde fuera!

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Diacronía y sincronía. Aunque ambos términos se usan especialmente para la lingüística, sobre todo el primero, quiero, forzando un poco el concepto, trasladarlo al momento político actual como objeto de este artículo. Estimo que el cocinado del "alto el fuego permanente" ha de ser desarrollado a través del tiempo, es decir, diacrónicamente, y no sincrónicamente con la normalización política del hecho nacional vasco en el Estado español y, menos aún, en el francés.

Debiera ser el presidente Zapatero quien gestione, ahora y en tiempo diferente con ETA, eso sí, no solamente con el líder del primer, pero no único, partido de la oposición a nivel estatal, porque Izquierda Unida y los demás partidos, especialmente los de ámbito estrictamente vasco, han de estar cumplidamente informados y sus sugerencias y sus opiniones tenidas en cuenta por Rodríguez Zapatero.

Las reivindicaciones de más autogobierno, si bien estratégicamente ahí estarán, sería mejor tratarlas diacrónicamente. En cuanto al derecho de autodeterminación hace tiempo dije en una tertulia televisiva que consideraba su ejercicio actual un error estratégico, sin perjuicio de que, parafraseando el Derecho Foral vizcaíno, lo consideraba parte de mi "troncalidad" irrenunciable. Por lo tanto, tampoco considero que se deba abordarlo sincrónicamente.

Estado unitario y Estado plurinacional. Bastantes voceros y no solamente del PP están confundiendo la unidad del Estado, es decir, del Reino de España, con la unidad nacional. Somos muchos ciudadanos del País Vasco, Cataluña y Galicia los que creemos que no es lo mismo. Afirmamos la plurinacionalidad y negamos que la unidad del Estado esté en riesgo, ni por el nuevo Estatuto catalán o la apuesta de Zapatero por el "alto el fuego permanente". Creo que antiguos totalitarios de izquierda, que, como decía Azaña de Ramiro de Maeztu, están terminando de "comehostias", ahora de la cadena de la Conferencia Episcopal, demasiado daño político están haciendo a la normalización con su deliberada falta de rigor intelectual.

El Apocalipsis ya fue escrito por San Juan para que estos nuevos evangelistas prediquen el fin de los tiempos de España con panfletos violentos anticatalanes, antivascos y unionistas cual clérigos presbiterianos norirlandeses.

¡Que les den la jubilación anticipada o el contrato relevo por su analfabetismo intelectual sobre las cuestiones nacionales vasca y catalana! Violencia verbal dañina cuando la mayoría de los ciudadanos queremos caminar hacia la paz y la no violencia.

A nuestro juicio, Blázquez, Rouco y toda la jerarquía católica está obligada a exigir que se predique la paz desde sus "púlpitos" de comunicación, lo mismo que los consejos de administración de conocidos grupos periodísticos importantes en el País Vasco.

La historia de los últimos 40 años no se puede falsificar o cuanto menos debe de exigírseles a los escribidores un mínimo de rigor. Entre el cúmulo de falsificaciones o errores que hemos leído estos días destacaríamos algunos "ETA nació en el seminario", crasa falsificación porque cualquier versado en la historia política contemporánea sabe que sus fundadores eran estudiantes -luego licenciados- en la Escuela Oficial de Ingenieros de Bilbao y en la Facultad de Derecho de la Universidad de Deusto. Que luego, en otra fase, entraran ex seminaristas del Goierri, como Txiki Mendizábal y Mikel Azurmendi, entre otros, es otra historia.

Tampoco es rigurosamente cierto que Herri Batasuna naciera en Alsasua, ya que lo fue en un despacho de abogados de Durango el año 1978 y se presentó en las elecciones, no ese año, sino el siguiente, en 1979, en las primeras elecciones municipales y forales posteriores al régimen franquista. Cuestión diferente es que fuese la denominada Mesa de Alsasua la promotora de la coalición, mesa que por cierto fue abandonada por la mayoría de las fuerzas políticas.

Incluso la denominación, luego prostituida por unos y demonizada por otros, fue idea de un prestigioso universitario que la cogió de la Unidad Popular del que luego sería presidente asesinado Allende, siendo su equivalencia eusquérica literal y no Ezker Abertzalea propuesta por otro de los integrantes de la Mesa, que quería un nombre más nacionalista vasco y menos internacional como la Unidad de Chile. ¡Lo que son las cosas! El grupo parlamentario de EHAK, curiosamente de un partido comunista, vuelve a coger el nombre Ezker Abertzalea.

¿Última guerra carlista? Puede ser que estemos al final de la última guerra carlista en Euskal Herria.Y utilizo ese término en este caso no en el sentido cultural multisecular, sino en el político de los carlistas cuando se referían a los cuatro territorios forales. Siempre hemos afirmado que el integrismo político ha estado muy enraizado en nuestro país a derecha e izquierda, desde Laguardia a Corella y desde Azkoitia a Durango. No quisiera que este "alto el fuego permanente" terminase como la tercera guerra carlista.

Por eso recomiendo la lectura del libro de Antonio M. de Arguinzoniz El alzamiento carlista de Bizcaya en 1872 y el Convenio de Amorebieta, donde se sentaron las bases para resolver todas las cuestiones personales de los sublevados, como indultos, empleos, etcétera. Y se resolvieron generalmente bien. Cuestión diferente fue que los que volvieron a las armas, rompiendo el Convenio, fuesen la excusa para que una vez aplastados por Cánovas éste suprimiese los Fueros en 1876. ¿Habrá también ahora la posibilidad de unas "partidas auténticas", digo de unos "comandos auténticos"?

Dejo para otro día conceptos como mitos nacionales y nacionalistas, jueces que se están especializando en el género de la novela histórica, etcétera.

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