Keith Haring ilumina con sus dibujos ágiles y reflexivos el Depósito de Aguas de Vitoria
La exposición, que permanecerá abierta hasta el 4 de junio, reúne 215 piezas
La inmensidad espacial, un tanto angustiosa, del antiguo Depósito de Aguas de Vitoria (Centro Cultural Montehermoso) se ve compensada desde ayer con la luminosidad de los dibujos de Keith Haring, creador que bebió de la estética pop al tiempo que ilustraba la poética del graffiti callejero o reivindicaba el más básico merchandising, con la estampación de sus imágenes en camisetas. Son 215 piezas que incluyen, además de las conocidas creaciones de sus personajes esquemáticos en movimiento, dibujos que reflexionan sobre la sinrazón del mundo contemporáneo.
Los dibujos de Keith Haring (Pensilvania, EE UU, 1958) forman parte del acervo gráfico popular: líneas rápidas y rítmicas, colores poderosos, situaciones comprensibles de un vistazo. Haring tuvo la habilidad de combinar en su trabajo las referencias a creadores "serios" como Dubuffet, Burroughs o Andy Warhol, sin olvidar la performance o las creaciones de Christo, con las aportaciones anónimas que poblaban las paredes y los vagones del metro de Nueva York, ciudad en la que residió desde 1978 hasta su muerte en 1990, víctima del sida.
Haring siempre se sintió fascinado por las técnicas de impresión, que permitían la reproducción. La exposición Keith Haring. Obra completa sobre papel abarca desde 1982 a 1990 e incluye la totalidad de su obra gráfica, 215 piezas pertenecientes a una colección privada suiza. La muestra, que ya se ha podido ver en Madrid y Valencia, se presenta como una retrospectiva de su creatividad y producción artística, que confirió una trascendencia general a fenómenos sociales de la época y que todavía hoy mantienen su vigencia. Dibujaba monitores y billetes de dólar irradiantes en un verde veneno, o corazones penetrados y punzantes tenazas negras para simbolizar el horror del sida. En su universo creativo se mezclaba todo y sus iconos se convirtieron en un expresivo lenguaje intelectual.
En la exposición que permanecerá hasta el 4 de junio en el Centro Cultural Montehermoso de Vitoria se puede disfrutar de todo su universo, compuesto por bebés, perros, ángeles y figuras de Batman, dotados todos ellos de una multicromía radiante. Los llamó Icons y en realidad son imágenes de santos al servicio de una idolatría del espíritu de su tiempo. Además, la exposición incluye una impactante guerra de imágenes enfrentadas a textos de William S. Burroughs en los ciclos Apocalypse (Apocalipsis) y The valley (El valle). También destaca una interesante colaboración con su adorado Andy Warhol, que dio lugar a la serie Andy mouse.
Los dibujos Pop Shop ocupan un gran espacio en la obra gráfica de Haring. Eran los motivos que creó para los productos que vendía en las tiendas de Nueva York y Tokio. Pop significaba para Haring el enfrentamiento directo y sin prejuicios de los símbolos, los colores y los ídolos forjados en el día a día mediante la publicidad, los medios de masas y la vida cotidiana de la calle. De los ingresos procedentes de licencias que generaban la venta de sus pins, sus camisetas y sus pósters todavía hoy se destina un determinado porcentaje a la investigación del sida.
Su obra no tiene en apariencia misterios, pero Haring fue pionero en el empleo de fondos monocromos y de contornos gruesos que contribuyen a su objetivo: permitir una lectura fácil y rápida de sus mensajes. Sus creaciones se han convertido en símbolos fácilmente reconocibles que conservan intacto su poder comunicativo.
El creador de Pensilvania se inspiraba en el mundo que le rodeaba y en sus propias vivencias, sin olvidar la influencia de los cómics, los medios de comunicación y la tecnología, que están presentes a lo largo de toda su obra. Unos intereses a los que sumaba su sensibilidad hacia problemas sociales como el apartheid, la lucha contra el sida o la guerra. Este fue otro de sus logros: la profundidad y complejidad de sus temas en contraste con una apariencia sencilla e infantil. Entre sus figuras más reconocidas se encuentra el bebé radiante que convirtió en su firma o el perro.
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