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Fracasa el proyecto para crear un Centro Superior de Danza en Irún

Los promotores tiran la toalla al demorarse la aprobación del currículo y quedarse sin edificio

Maribel Marín Yarza

El proyecto para crear en Irún el primer Centro Superior de Danza del País Vasco ha caído en saco roto. Su promotora, Myriam Arkaia, ha tirado la toalla ante la sucesión de obstáculos que ha ido encontrando en el camino: el primero y fundamental, que la escuela no podía echar a andar sin un plan de estudios, y el Gobierno vasco aún no ha aprobado el que corresponde a ese grado de enseñanza porque "es más urgente desarrollar los currículos de otras disciplinas", según justificó recientemente. "El Ayuntamiento, que nos apoyaba, me ha comunicado que no puede esperar durante más tiempo", explica Arkaia, "que necesita para otras cosas el edificio que había reservado y acondicionado

para nosotros".

Hoy por hoy en el País Vasco sólo se puede aprender a bailar en academias, centros municipales y en la escuela de grado medio José Uruñuela de Vitoria. Así que quienes quieren dedicar su vida a la danza están obligados a exiliarse. Lo tuvieron que hacer en su momento figuras de prestigio internacional como Lucía Lacarra e Igor Yebra y ahora, cada vez que vuelven, piden escuelas y compañías profesionales para que las nuevas generaciones de bailarines no tengan que emigrar y pasar por lo mismo que ellos.

Oportunidad perdida

El proyecto impulsado en 2001 por la Asociación de Iniciativas para la Danza perseguía precisamente ese objetivo. Se había decidido impartir Coreografía y Técnicas de la Interpretación, especialidad equivalente a una licenciatura universitaria, en un momento en el que parecía "inminente" el desarrollo de este plan superior de enseñanza por el Gobierno vasco" en base al Real Decreto que estableció en 1999 los aspectos básicos de la educación de danza para todo el territorio nacional. El Ayuntamiento de Irún puso a su disposición el edificio de la antigua escuela administrativa de Anaka e invirtió 35.489 euros en su acondicionamiento. "Es una oportunidad perdida", dice la promotora, "porque teníamos el edificio y el apoyo del Ayuntamiento", lamenta. "Pero la danza no interesa".

En el momento en el que el proyecto comenzó a peligrar se plantearon dos alternativas: poner en marcha el centro sin la autorización o, a la espera de que el Gobierno vasco aprobase los estudios de enseñanza superior, impartir la de grado medio. Tampoco el Ejecutivo tiene desarrollado el currículo de ese nivel de enseñanza, pero las comunidades autónomas que se encuentran en esa situación están autorizadas a aplicar los planes establecidos para ese nivel de enseñanza por el Ministerio de Educación en el territorio que es de su competencia. "Lo que pasa es que ese grado medio no interesa a nadie, sólo interesa el superior", afirma Arkaia, para añadir a renglón seguido: "Hace cinco años hubo un momento muy favorable para poner en marcha este proyecto, con otro director, otro consejero, otras políticas, otra sensibilidad hacia la danza... Pero ahora mismo es imposible que salga", sentencia. "Así que aquí se queda".

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