Tradición hispanorrusa en Moscú
Se cumple estos días el cuarto aniversario del Instituto Cervantes en Moscú y los moscovitas han convertido el palacete amarillo del bulevar Novinski en el epicentro real del español. El dato es importante porque la rica tradición hispanística rusa y el desbordante pulso cultural de esta ciudad descartan el azar o la demografía como razones de este fenómeno, sobre todo si tenemos en cuenta la peculiar comunidad hispanohablante. Los Niños de la Guerra -llamados aquí Niños de España- representan ya tres generaciones de "amantes cautivos" de una lengua que en Moscú es patrimonio compartido con una colonia latinoamericana. Antiguos estudiantes becados por la URSS, exiliados de diversas dictaduras y profesionales y diplomáticos de una veintena de Estados vertebran su actividad cultural alrededor del Cervantes y su Biblioteca Miguel Delibes. El viejo empeño por demostrar las ancestrales coincidencias hispanorrusas ha dado como fruto un rico legado cultural que nos ayuda a comprender la honda hispanidad de esta capital con cuatro escuelas bilingües y decenas de departamentos universitarios de español. La creciente demanda académica fue de 3.000 alumnos en 2005.
La reciente exposición de Daniel Mordzinski sobre escritores en español a ambos lados del Atlántico representa la magia que concita una gestión cultural cuyas prioridades son la promoción de la lengua, el servicio público y la excelencia. Fruto de ese espíritu son ciclos como (A)simetrías -Alicia Giménez-Bartlett y Alexandra Marínina lo inauguraron con la novela negra- o La consagración de la primavera, foro sobre traducción literaria por el que ya han pasado figuras como Segovia, Ancira, San Vicente o Kazachkov. El Cervantes ha servido para normalizar el contacto entre dos lenguas y culturas que se han buscado a lo largo de la historia y es un puente tendido al diálogo, un intercambio fluido que demuestra que divulgación y calidad no sólo son compatibles sino muy necesarias.
Víctor Andresco es director del Instituto Cervantes de Moscú.