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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El colapso de lo visual

El colapso de lo visual. La tesis parece completamente contradictoria con el hecho de que la iconoesfera se sigue expandiendo, proliferando, adensándose a un ritmo endemoniado y sin que aparentemente nada indique que su crecimiento sin fin está siendo afectado por la sucesiva obsolescencia de los dispositivos técnicos que lo soportan. Al contrario. Al éxito de un modelo de cámara le sucede casi inmediatamente el éxito de otra más avanzada técnicamente y las pantallas en vez de apagarse o estancarse aumentan exponencialmente su número y se perfeccionan sin cesar.

El mundo de la imagen goza

LA MUERTE (IN)VISIBLE. Verdad, ficción y posficción en la imagen contemporánea

Pedro A. Cruz Sánchez

Tavularium. Murcia, 2005

177 páginas. 17 euros

actualmente de una buena salud a prueba de cualquier pesimismo y las objeciones de índole ética o moral elaboradas por ensayistas tan sobresalientes como Susan Sontag o Susan Buck-Moss, a propósito de la divulgación de las imágenes de la violencia y del dolor ajeno, no parecen más que confirmar el papel crucial que la imagen mantiene en nuestra vida común. Si las imágenes no importasen lo que se supone que todavía importan no importaría demasiado lo que unas cuantas de ellas mostrasen, así fuera cruel o fatal. De allí el carácter ciertamente intempestivo de este libro de Pedro A. Cruz, un joven teórico murciano para quien lo visual ha colapsado sin remedio, aunque aún no seamos del todo conscientes de ello. La imagen ha dejado de ser productiva, afirma tajante porque "en ella ya no cabe ver ni verdad ni ficción, porque ya no hay nada que mirar".

Este diagnóstico rotundo, que evoca inevitablemente las sucesivas "muertes" del arte, de la pintura, de la historia, está sin embargo asentado en una argumentación muy estimulante articulada por el análisis y la reflexión de las imágenes de la muerte puestas a nuestra disposición por los media. De hecho La muerte (in)visible puede leerse como una prolongada y poliédrica interrogación a la naturaleza y al papel de tres tipos de imágenes: los vídeos de los secuestrados extranjeros ejecutados delante de las cámaras por los terroristas islámicos, las fotos que un comando de prisioneros tomó clandestinamente en Auschwitz y la cobertura en tiempo real de los atentados terroristas del 11-S. La primera y la última de estas tres series se acogen al "régimen escópico" de la posmodernidad caracterizado, según puntualiza Cruz, porque la hipervisualidad que lo caracteriza carga hasta tal punto de realidad a la ficción que anula la oposición entre la verdad y la ficción.

Pero es justamente esta po

tencia, mejor esta intensidad visual -que alcanzó en las imágenes del 11-S su clímax- la que ha hecho que ese régimen se desplome al igual que las Torres Gemelas se desplomaron sobre sí mismas en Nueva York, con el resultado de que ya no vemos la muerte aunque los terroristas nos la muestren en sus vídeos de la manera más cruel en vivo y en directo. El contrapunto lo ponen esas pocas fotos captadas furtivamente por unos cuantos de los condenados en Auschwitz que a pesar de su extremada precariedad técnica consiguen sin embargo transmitirnos sin ambages la verdad de la muerte.

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