Radares en órbita vigilan la estabilidad del mayor agujero artificial de África
A 800 kilómetros sobre la Tierra, la Agencia Espacial Europea (ESA) vigila con sus radares en órbita cualquier variación milimétrica del que asegura que es el mayor agujero excavado por el ser humano en África: la mina a cielo abierto de Palabora, un descomunal hoyo de 2.000 metros de diámetro y 762 de profundidad perforado durante 38 años en Suráfrica. El motivo es que esta explotación de cobre ha sufrido varios desprendimientos y amenaza con hundirse, después de que la compañía propietaria, la multinacional anglo-australiana Río Tinto, dejase de extraer mineral del agujero en 2002 por no resultar ya rentable y comenzase a excavar bajo él como única opción para mantener abierta la mina 20 años más.
Cualquier leve cambio sobre este terreno puede tener consecuencias fatales. Sin embargo, lo que en la superficie resulta imperceptible para el ojo humano son capacez de verlo satélites desde el espacio con un método denominado interferometría de radar de apertura sintética (InSAR, en sus siglas en inglés).
Esta técnica está siendo evaluada para su uso comercial por la firma de ingeniería AMEC, en colaboración con la ESA y la Agencia Espacial Canadiense (CSA), y consiste en combinar dos o más imágenes de una misma área captadas por radares de apertura sintética (SAR) desde puntos lo más cercanos posible pero en tiempos diferentes, de forma que queden al descubierto las más mínimas variaciones verticales del terreno. Es decir, una particular versión espacial del juego de Busque las siete diferencias, aunque bastante más complicado, dado que requiere realizar sutiles correcciones sobre las imágenes a partir de variables de posición o de meteorología.
"Mientras que las técnicas de vigilancia tradicionales pueden proporcionar información detallada de puntos específicos de interés, InSAR aporta una cobertura continua de datos sobre grandes extensiones con una precisión de subcentímetros", señala el director de proyecto de AMEC, Stu Anderson. En el caso concreto de Palabora, se han combinado ya diferentes imágenes captadas por SAR en dos periodos consecutivos de 24 días durante 2004. Los resultados, informa la ESA, reflejaron entonces que el área afectada por los hundimientos está restringida al sector noreste y que su gravedad se está reduciendo: en la primera medición se detectó un hundimiento de cinco centímetros en el muro norte y, en la segunda, esta afección se redujo a un máximo de dos centímetros.
Ferrocarriles
"Otra ventaja del uso de la interferometría de radar de apertura sintética es que no requiere del envío de personal sobre el terreno", explica Timothy Conley, vicepresidente y director gerente de operaciones ambientales de AMEC en Europa. "Por lo tanto, resulta muy valioso para conseguir información de lugares remotos o de áreas consideradas inseguras". La compañía AMEC también está utilizando la técnica InSAR para evaluar la estabilidad de otros yacimientos, como la mina de sal de Bad Reichenhall (Alemania) o la explotación abandonada de Hollinger, en Ontario (Canadá), donde los radares espaciales detectaron hundimientos de 25 a 55 milímetros en áreas identificadas previamente como estables con los métodos tradicionales.
Además, esta herramienta resulta del mismo modo interesante para el análisis de terrenos por los que pasen líneas ferroviarias, carreteras o túneles. De hecho, AMEC ha recibido encargos para evaluar la zona en la que la empresa Dywidig Bau debe horadar un túnel en Alemania o en la que Terasen Gas quiere construir un gasoducto en la Columbia Británica (Canadá).
Fuera de las aplicaciones comerciales, este método también permite prevenir deslizamientos de tierra en las montañas o estudiar la evolución de los glaciares. La ESA dispone de un amplio archivo de imágenes de SAR, pues opera con estos satélites desde hace más de 14 años, primero con ERS-1, luego con ERS-2 y más tarde con Envisat.
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