_
_
_
_
_
Reportaje:

Ajetreado viaje de estudios

El baloncestista donostiarra José Luis Galilea retorna a San Sebastián tras una carrera por ciudades de medio mundo

Dedicar toda la juventud a un deporte profesional le privó a José Luis Galilea (San Sebastián, 1972) de unos estudios universitarios, aunque acrecentó sus inquietudes intelectuales. Madrid, Barcelona, Bolonia, Atenas... son algunos de los destinos de la carrera profesional de este hombre, entregado ahora a la causa del Bruesa Gipuzkoa Basket Club, que lo ha contratado para los que serán sus dos últimos años en el baloncesto. Es el regreso a casa de un base que ha acumulado títulos y reconocimientos en España y en el extranjero pero que, sobre todo, se jacta del bagaje humano que le ha proporcionado la emigración deportiva. "El baloncesto dura unos años, pero lo que he visto y aprendido es para toda la vida", asegura.

"El baloncesto dura unos años pero lo que he visto y aprendido es para toda la vida"

Originario de una familia de baloncestistas -su tío Fernando jugó en el legendario Askatuak-, Galilea, conocido en las canchas como Galis en asociación con el histórico base griego Nikos Gallis, marchó con pocos años a Vitoria para formarse. De ahí, con 16 años, el salto al equipo junior del Real Madrid y dos más tarde el debut en la ACB con el Barcelona. En 1996 deja la Ciudad Condal, "invitado a salir" por el entrenador Aíto García Reneses. A partir de entonces, el desplazamiento es continuo. Un año en Kinder Bolonia -el club con más renombre de Italia-, dos en León, vuelta al Madrid, otro año en Orense, uno más en el Ionikos griego, dos temporadas en Murcia y regreso a San Sebastián, previo paso el pasado año por Zaragoza. En su palmarés, dos Ligas y dos Copas con el Barcelona, otra Liga con el Madrid, una copa de Italia y dos subcampeonatos de Europa con el Barcelona.

Cambiar España por Italia no fue fácil. "Me costó mucho tomar la decisión, porque en Barcelona estaba muy bien, pero lo hice porque cuando era chaval y opté por el baloncesto, dejando de lado los estudios, ya sabía lo que implicaba. A veces no siempre hay que hacer lo que a uno le gustaría". Para Galilea, aquello despertó también un ansia de conocer la vida en otros lugares. "Aprendí a hablar italiano, conocí sus ciudades. Todas esas cosas hacen que la persona se adapte mejor a los sitios y se hace menos duro estar fuera de casa. Y se te trata mejor".

Apreciado por compañeros y amigos, José Luis Galilea evoca también las diferencias entre Madrid y Barcelona. "En Madrid, la atención de la gente está diversificada entre el deporte y el espectáculo, pero en Barcelona, quizás por las connotaciones políticas, todo es Barça", dice. En su estancia en Atenas aprendió algo de griego. "Los compañeros me decían qué utilidad iba a tener eso cuando me fuera del país, pero me gusta aprender otras lenguas. Viajar es lo más bonito del deporte profesional. Es la oportunidad de conocer otra gente, otros lugares, y de aprender que no sólo existe el punto de vista de uno mismo, sino que hay más y que todos pueden ser válidos", asevera. Una vocación de cultivarse que se amplía a otras esferas de la vida, ya que en Barcelona recibió clases de piano y en los últimos años ha estudiado cursos de diseño publicitario, guitarra y ha obtenido el carné de patrón de embarcaciones deportivas. Ahora, retornado a San Sebastián, Galilea se prepara para otro reto: aprender euskera. "Me gustaría conceder entrevistas antes de final de año en euskera", concluye.

A la sombra del fútbol

El baloncesto en Bilbao y San Sebastián ha estado a la sombra de Athletic y Real Sociedad. Bilbao va camino de sacudirse esa dependencia gracias al Lagun Aro. Para su vecino es complicado: el histórico Askatuak juega ahora en la Primera Autonómica. La Diputación guipuzcoana encargó a Miguel Santos, agente de futbolistas y antiguo entrenador de baloncesto, un nuevo proyecto. Así nació, en 2001, el Gipuzkoa Basket. Con un presupuesto de algo más del millón de euros, el club logró el patrocinio del grupo inmobiliario Bruesa. Cuenta con 1.500 abonados para un proyecto de cuatro años. Actualmente, el Bruesa GBC circula por el medio de la clasificación. "Sería muy bonito que las tres capitales tuvieran un equipo en ACB", concluye Galilea.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_