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La sentencia avala que existe terrorismo sin el uso de armas

El tribunal no tendrá necesidad de definir los requisitos para condenar por un nuevo tipo de terrorismo, como inicialmente se había previsto. La sentencia sobre la célula española de Al Qaeda se basará en el concepto clásico de terrorismo -cuya finalidad es alterar la paz pública o subvertir el orden constitucional- si bien hará constar claramente que no es necesario portar armas para cometer un delito de terrorismo.

De hecho, en los atentados contra las Torres Gemelas no se disparó ni un solo tiro y sin embargo se produjeron 2.973 muertos. Esta tesis contradice frontalmente la doctrina mantenida recientemente en la sentencia contra los integrantes de las organizaciones juveniles del entorno de ETA: Jarrai, Haika y Segi, en la que las condenas fueron por delito de asociación ilícita, pero no por terrorismo.

La sentencia considera irrelevante el testimonio del superpolicía Rafael Gómez Menor, que declaró durante varios días en el macrojuicio -de forma insólita- en calidad de testigo y de perito simultáneamente. Gómez Menor actuó como coordinador de la información que sus compañeros le proporcionaban, pero realmente no fue testigo de nada, por lo que el tribunal no necesitará apoyarse en su declaración para fundamentar las condenas.

El sirio Abu Ibrahim

Lo que sí parece haber sido de capital importancia es el testimonio de Abdulla Khayata Kattan, Abu Ibrahim, un sirio que fue jefe de Al Qaeda en España hasta que Abu Dahdah le desplazó del mando y que fue extraditado desde Jordania y al que el juez Garzón ofreció la condición de arrepentido. Su declaración ante Garzón -142 folios en dos jornadas- arrojan luz suficiente sobre el funcionamiento del grupo, las amistades y enemistades, las jerarquías y los viajes a recibir instrucción en campos de entrenamiento de Bosnia. Khayata implicó a varios de sus compañeros y en especial a Abu Dahdah en tareas de reclutamiento de militantes para realizar la yihad en Bosnia, Afganistán, Chechenia y otros lugares, así como en tareas de financiación y apoyo logístico a la organización terrorista.

Khayata proporcionó al juez algunas claves para que pudiera entender las conversaciones telefónicas grabadas por la policía a otros imputados. Así, cuando los miembros del grupo hablaban de "comerciantes", se estaban refiriendo en realidad a muyahidines combatientes; cuando mencionaban "el comercio", querían decir en realidad la lucha; cuando hablaban de "el camino para la fábrica", aludían de hecho al camino para ir a Chechenia o a Afganistán a luchar y cuando mencionaban "cuaderno", querían decir "pasaporte", entre otras.

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