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Columna
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Preguntas

La primera vez que conocí la propuesta de terminar de labrar la fachada posterior del Ayuntamiento me quedé perpleja. Al cabo de algún tiempo, y como no volví a oír hablar del tema, pensé que debía haber sido algún tipo de confusión -confusión mía desde luego-; hasta que, a la vuelta de las vacaciones, de nuevo me ha sorprendido la misma propuesta, con la diferencia de que esta vez estoy segura de que no hay error por mi parte y de que surge del propio Ayuntamiento. Ya se les ocurrió a mediados del siglo pasado y se labró un trozo con caras de la época, como la de Grace Kelly por ejemplo, y de nuevo lo abandonaron. Puede ser una fijación que provoca el verlo a diario. De todos modos, intentarlo por tercera vez ha de tener alguna justificación que a mí se me escapa.

Si no me lo quito de la cabeza es porque me muerde la curiosidad. No hago más que preguntarme motivos. Por ejemplo y para empezar ¿tanto interés tiene ese proyecto para los ciudadanos? En cuanto a decisión económica, que, naturalmente, también lo es, y como parece evidente que existen dificultades para llevar a cabo otros proyectos existentes ¿qué lugar ocupa en la lista de prioridades? Aparto la posibilidad de una inversión dirigida a la imagen de Sevilla y al turismo porque es un tema en el que pierdo pie y no encuentro ni la pregunta que pudiera ayudarme a justificar las dudas.

Queda el tema artístico y cultural que quizá sea el menos pragmático pero puede ser el más indicado y además me resulta más fácil y atractivo para estudiar. A ver: no se trata de un problema estético porque el edificio es una obra de arte consolidada como tal y se aprecia su belleza perfectamente. ¿Se podría asegurar que una vez terminado de labrar aumentará su bondad artística? La dimensión histórica y cultural también es un hecho, ¿crecería esa dimensión una vez realizado el proyecto?, ¿cabe la posibilidad de que disminuya? Se aprecia lo que pretendía Diego de Riaño; sabemos cómo se hace y el resultado está a la vista, por lo que repetirlo no tendría nada de creativo: sería rehacer un arte petrificado en ambos sentidos, en cuanto a la piedra como vehículo artístico y en cuanto a afirmación del pasado. Total, que no he resuelto nada y sigo preguntándome qué sentido tiene ese afán.

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