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Reportaje:LOS PROBLEMAS DE LA SANIDAD

Esperando en el limbo

Más de 12.000 pacientes que aguardan a ser operados no están incluidos en las listas oficiales de Sanidad

Un nuevo espacio existe ahora en las listas de espera quirúrgica de la sanidad madrileña. Es lo que el diputado socialista Lucas Fernández denominó "el limbo". El diccionario de la Real Academia Española lo define como el lugar en el que esperaban las almas de los santos la redención del género humano. Y en la Comunidad de Madrid es el sitio donde acaban todos aquellos que son expulsados de la lista de espera oficial, o estructural, como se denomina en el programa puesto en marcha por la Consejería de Sanidad, que dirige Manuel Lamela.

Los pecados que implican la expulsión directa de la lista de los elegidos son: rechazar el centro hospitalario alternativo que ofrece la consejería para la operación o solicitar que se aplace la intervención por motivos clínicos. En ambos casos, los pacientes reciben una carta de Sanidad en la que se les advierte de que renuncian al compromiso del tiempo máximo de espera que hizo la presidenta regional, Esperanza Aguirre.

En un año se ha quintuplicado el número de borrados de la lista por imprevistos
A algunos enfermos les dicen que si rechazan el centro alternativo esperarán dos años

Tres familiares de Irene Vallepons esperan en ese limbo a que les operen de la rodilla: su madre y sus dos hijos. En su caso, rechazaron el centro hospitalario alternativo. Sus hijos llevan en lista de espera desde febrero de 2005, aunque la prescripción quirúrgica fue a finales de 2004. "Nos avisaron de manera precipitada y nos ofrecieron un centro concertado, pero no nos aclararon ni cuál, ni el nombre del especialista que les operaría", explica Vallepons. "Trabajo en el sistema sanitario público y prefería un centro público, porque sé que funcionan mejor que los otros y tienen más medios".

Como a sus familiares les sacaron de la lista de espera, el proceso comenzó de nuevo, incluida la visita al traumatólogo para volver a entrar en ella. "Me volvieron a llamar y a repetir lo mismo, pero lo volví a rechazar", asegura Vallepons, que ya no sabe cuándo les operarán. Su madre lleva más de dos meses sufriendo dolores desde que la vio el cirujano y aún no le han hecho las primeras pruebas.

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A pesar de que Lamela aseguró a principios de verano que los madrileños ya no tienen que esperar más de un mes para ser intervenidos, cientos de historias, como la de la familia de Vallepons, lo desmienten. Según las cifras de Sanidad, sólo 9.250 madrileños están en lista de espera estructural y ninguno aguardará más de 30 días a ser operado.

Pero la cuestión es lo que la sanidad madrileña considera lista de espera y la definición que da el Ministerio de Sanidad. Para entenderlo hay que remontarse a la promesa de Esperanza Aguirre en plena campaña electoral: "Si el 30 de noviembre de 2005 algún madrileño tiene que esperar más de 30 días para ser operado, dimitiré". Entonces comenzó la "economía creativa" del consejero Manuel Lamela, según asegura Lucas Fernández.

Incluso el ministerio ha llamado la atención a la consejería por manipular los datos: el pasado 15 de julio le envió una carta en la que le recordaba que el Real Decreto 605/2003 establece que debe considerarse lista de espera desde el momento en que el especialista quirúrgico indica la operación.

Sin embargo, en Madrid un paciente no cuenta desde que se le han realizado las pruebas del preoperatorio. En ese lapso de tiempo, desde que se prescribe la operación hasta que se realizan las pruebas, en la región había a finales de junio 12.540 pacientes considerados "transitoriamente no programables". Según la carta del ministerio, esa categoría desvirtúa la lista. El grupo socialista en la Asamblea ha calculado que unos 16.000 pacientes esperan más de un mes para operarse.

Ese saco de "transitoriamente no programables" ha aumentado exponencialmente desde 2004. Entonces eran el 6,04% de los pacientes. Este año la cifra llega al 45%. "En ese espacio es donde retienen a los pacientes en diagnóstico y en las pruebas preoperatorias", asegura Fernández.

Las historias de larguísimas esperas son las que más se repiten en los pasillos de las urgencias y los centros de especialidades. Arturo lleva más de dos meses desde que el traumatólogo le explicó que tenía que operarse el tendón de Aquiles. Su primera cita la tuvo el pasado lunes. "Ya no puedo más con los dolores. Sólo de pensar que tardarán más de una semana en darme los resultados, como dicen en el hospital, y que sólo a partir de entonces entro en lista de espera, me vuelvo loco".

A Emilio, el 2 de febrero de 2004, le dijeron que tenían que operarle de una desviación del tabique nasal. Para ello había que hacerle una prueba del sueño para la que le han citado este mes. "No estoy en la lista de espera porque llevan casi un año para decidir si me operan o no, cuando el médico tiene claro que hay que intervenir. ¡Es absurdo!", protesta.

Algunos especialistas quirúrgicos identifican un tercer grupo que no está incluido en las listas de espera: los que no necesitan consulta preanestésica. "La consejería incluye a un paciente en la lista de espera desde que pasa la consulta preanestésica, el último paso del preoperatorio. En algunos hospitales no todos los pacientes pasan por esta consulta, así que nunca llegan a ser incluidos en la lista de espera estructural", explica G., un cirujano que trabaja en un hospital público y que prefiere no revelar su identidad.

El retraso del proceso preoperatorio tiene a veces conclusiones absurdas. A José, cuando consiguió los resultados de sus análisis, tras un larguísimo proceso, ya no le valían porque habían pasado más de tres meses. Había que volver a empezar.

Otra queja habitual de los pacientes en "el limbo" es que les insisten "demasiado" en que se operen en centros concertados. "A mi madre le dijeron que si se operaba de cataratas en el centro concertado tardaría dos semanas y que en la sanidad pública, por lo menos estaría medio año esperando, así que lo tuvo claro", explica Félix. También G. asegura que les llegan pacientes angustiados con las perspectivas que les dan si rechazan la opción concertada. "Ayer operé a un hombre de 80 años al que le dijeron que si no aceptaba el centro concertado estaría más de dos años en lista de espera. Vino al hospital angustiado y pudimos darle hora para operarle en unas semanas", cuenta.

La oposición afirma que el 60% de los ciudadanos sale de las listas de espera de forma tramposa: por una cita anterior o posterior al día de Nochebuena o Nochevieja, que les ofrezcan un centro hospitalario desconocido a muchos kilómetros de su casa, que no tengan tiempo para pensárselo y sea al día siguiente, que no les den información sobre quién les va a operar... "Eso está pasando todos los días", aseguran.

Destacan que se han reducido notablemente las listas de espera quirúrgicas pero que ha aumentado en la misma proporción el número de pacientes no programables y los que rechazan el centro ofrecido por la Comunidad. "No creo que en un año el perfil de paciente haya variado sustancialmente, sino que serán las condiciones de la oferta las que han cambiado", explica el diputado socialista Eduardo Sánchez Gatell.

Prueba de que algo pasa es que los pacientes borrados de las listas de espera han sido más de 19.000 y los pacientes borrados por "imprevistos" se han quintuplicado. Sacan de las listas a más de los que están pendientes de operación.

Una llamada al servicio de traumatología de un hospital confirma el dato: "Ayer vi 20 pacientes, el 80% superaba los dos meses de espera desde la prescripción del especialista", aseguran. En el planillo del servicio de otorrinolaringología del hospital de Móstoles, que no es de los más masificados, 30 de 87 pacientes superan el mes de espera para su intervención quirúrgica.

El doctor G. mira su cuaderno de operaciones y da otro dato. De los tres pacientes que operó ayer, sólo uno estaba en la lista estructural. El resto, venía del "limbo".

"Me han operado hace 15 días y no me han avisado"

Un señor cualquiera se acerca al mostrador de su hospital. "Perdone, es que me enviaron una tarjeta a casa para que viera por Internet cómo iba la lista de espera para operarme. Dice que me han operado hace 15 días y a mí no me han avisado", explica.

El doctor G., cirujano en un hospital de Madrid que prefiere mantenerse en el anonimato, asegura que esta escena ocurre todas las semanas en su hospital. "Yo no entiendo cómo va la lista de espera de Internet. Por lo menos no coincide con la que trabajamos nosotros. Aunque se supone que la actualizan cada semana, no es así", afirma.

En este tipo de casos, explica el cirujano, el hospital gestiona directamente las citas, al margen de lo que hagan en la lista de espera. "Afortunadamente se acaba imponiendo la razón y la lógica", explica.

Aunque a veces también les ocurre al contrario. Hay pacientes que desaparecen. "Como un enfermo que tenían programado para operar ese día y que de repente no está en la lista o no se presenta a la operación", explica. "Suele ocurrir que les programan en otro centro hospitalario y no nos avisan", aclara.

También explica que durante las vacaciones es frecuente que se avise a los pacientes para que acudan a operarse a un centro alternativo en un plazo reducido de tiempo.

Si están fuera de Madrid, no pueden llegar a tiempo y, por tanto, se ven obligados a rechazar la alternativa, entonces también quedan automáticamente excluidos de la lista de espera y deben comenzar el proceso desde el principio. Van directamente al "limbo".

"Algo me queda claro de todo esto, juegan con las listas de espera para que les cuadren las cifras", concluye el cirujano.

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