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Un demoledor estudio revela el escaso interés de los profesores por la lectura

El 40% de los maestros de primaria y secundaria no visita nunca la biblioteca escolar

Los editores se desgañitan pidiendo el reforzamiento de las bibliotecas públicas y la creación de bibliotecas escolares. Es un tema importantísimo, pero hay algo aún más grave que conmocionó a los asistentes al 21º Encuentro sobre la Edición, que se clausuró ayer en Santander. "De poco sirve apostar por las bibliotecas si no hay demanda de libros por parte de profesores y alumnos", afirmó Álvaro Marchesi, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Complutense y director del Instituto Idea, que ha realizado un estudio sobre las bibliotecas escolares para la Fundación Ruipérez.

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A la búsqueda del lector perdido

Marchesi avanzó algunos datos del estudio que la Fundación Germán Sánchez Ruipérez hará público el próximo septiembre. La encuesta se ha realizado en 400 centros, a 40.000 alumnos y 20.000 profesores de toda España. Existen ya bibliotecas escolares -un 10,7% de las bibliotecas escolares posee 11.000 libros y las menos dotadas están en torno a los 3.000 volúmenes-, pero muy por detrás de las recomendaciones de la Asociación Internacional de Bibliotecarios (IFLA).

El estudio ha puesto de manifiesto el "escaso compromiso de los profesores con la lectura". El 40% de los profesores encuestados no acude nunca a la biblioteca del colegio, un 24% la visita semanalmente, y un 22%, mensualmente. "La consideran un bien interesante, pero no entra en sus objetivos". El 23% de los profesores dio clases en la biblioteca, y el 77% no realizó ninguna actividad relacionada con la biblioteca. "El 76,4% se limita a trabajar con el libro de texto, a lo que no hay nada que objetar", pero no impulsan a los alumnos a la lectura.

"No existe el convencimiento de que la lectura es un instrumento poderoso para organizar la información y el conocimiento, para motivar a los alumnos", afirmó Marchesi. El catedrático aconsejó que es necesario animar a los padres a que lean con sus hijos al menos 10 minutos al día. "En la escuela se debería leer al menos una hora al día e incorporar la lectura en todas las áreas de la enseñanza, desde las humanidades a la ciencia".

Agenda incumplida

"En España hemos incumplido la agenda del siglo XX: crear bibliotecas y generar lectores. La agenda del XXI incluye la informatización. Sería muy grave saltarse el paso de la lectura".

Los alumnos de primaria visitan más la biblioteca que los de secundaria, pero no con demasiada frecuencia. "Quizá porque no está abierta o porque los profesores no les animan". El 20% de los alumnos considera interesante consultar en la biblioteca, y el 80% realiza su aprendizaje al margen de la biblioteca. "La mayoría de los alumnos no tiene experiencia en cómo utilizar una biblioteca; tampoco les interesa".

Esta desoladora información es sólo el avance del estudio que se presentará en septiembre. En esta mesa, una de las más interesantes que se han celebrado en el Encuentro de Editores, intervino también la veterana Marta Mata, presidenta del Consejo Escolar del Estado. El ex ministro de Educación y Ciencia con UCD Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona, que moderó el acto, la definió como una institución. "Militante socialista, se ha mantenido en activo manteniendo siempre sus propias convicciones, lo que la convierte en un caso extraordinario". Pionera con la prestigiosa Asociación de Maestros Rosa Sensat, Mata habló de "verbalismo realista". "Se habla de una cosa, se redacta una ley y se cree que ya está hecho. Mi método es hacer, hacer y hacer, y soñar que algún día se escriba".

Mata recordó la trayectoria de las bibliotecas escolares en España, que tuvo sus años de oro con la Institución Libre de Enseñanza. "Entre 1931 y 1933 se crearon 3.500 bibliotecas escolares. Se aprendió el valor de escoger un libro. Es un paradigma que no hemos vuelto a alcanzar nunca".

El dinero invertido en enseñanza, dijo Mata, es el mejor, "porque continuará fructificando durante mucho tiempo y educar es también enseñar a escribir para leer críticamente, y aprender a hacer un vídeo, una web... Por eso necesitamos bibliotecas-mediatecas escolares".

Antonio Basanta, vicepresidente ejecutivo y director general de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, fue muy duro. Calificó de "desidia, ineptitud y fraude el sistema educativo que no hace de la lectura su eje". "Como se comprobó en el Informe PISA 2003, los estudiantes españoles carecen de comprensión lectora. Crear el tiempo y el espacio para la lectura en la escuela es el reto más urgente y la nueva Ley de Educación debe recogerlo en toda su extensión".

En el ámbito de las bibliotecas públicas "se ha producido en España en los últimos 15 años una modernización, pero que es insuficiente".

En 1990 había 2.663 bibliotecas públicas; en 2003, 4.661. En 1990 había tres millones de usuarios; en 2003, 8,7 millones. En 1990, la red de bibliotecas públicas poseía 21 millones de libros; en 2003, 52 millones de ejemplares.

Son datos muy positivos, pero Basanta no dio tregua: "El 79% de la población española es ajena a la oferta de las bibliotecas. El 80% de quienes atienden las bibliotecas públicas no tienen una formación adecuada".

Cuando Basanta dio cifras comparativas con la media europea fue para ponerse a llorar. "La media europea invierte en bibliotecas públicas 16,5 euros por habitante; en España, 6,22 euros. En la adquisición de libros, la media europea invierte más de tres euros por habitante; en España, 88 céntimos".

"Vivimos un vacío histórico profundo y limitador", concluyó Basanta. Los tres ponentes y el moderador hicieron una recomendación unánime: lectura, lectura y lectura. Leer, leer y leer.

Los acongojados editores pudieron recuperarse del alud de datos alarmantes ofrecidos en la magnífica conferencia que pronunció el escritor Suso de Toro en el Ateneo de Santander: Autobiografía de mi biblioteca. Libros en la montaña, un recorrido por sus gustos, por su vida, por sus ideas, libros, música, provocación. Fue como un bálsamo.

De arriba abajo, Antonio Basanta, Marta Mata, Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona, y Álvaro Marchesi.
De arriba abajo, Antonio Basanta, Marta Mata, Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona, y Álvaro Marchesi.JOAQUÍN G. SASTRE

Editores resistentes

El debate, explicó el editor Alejandro Sierra, de Trotta, "no debería ser tanto sobre editores pequeños o grandes, independientes o no, sino sobre la posibilidad de establecer vínculos estables entre editores resistentes". "En la línea de Pierre Bourdieu: desarrollar un tipo de asociacionismo o movimiento social-cultural que propicie algún tipo de resistencia a los mecanismos económicos de aglutinación de quienes rechazan el discurso dominante...".

"A pesar de algunas realizaciones indiscutibles en el sector del libro", añadió Sierra, "los distintos programas políticos de apuesta por la cultura se han ido perdiendo en los desvanes de la práctica cultural al uso. La apelación a la creación de una sociedad de la cultura sólo parece un lenguaje ensimismado de campaña electoral, sin que hasta el momento se haya convertido en voluntad política estable y concreta. Y sin su puesta en práctica jamás sabremos qué energías internas de cambio y de honradez habría sido capaz de generar".

"Los editores deberíamos tener una sola reclamación básica: la creación de bibliotecas públicas. De todo tipo: municipales, de barrio, de aula, bibliotecas en las cárceles, en los parques públicos, en los pueblos pequeños, en los transportes públicos..., hasta al menos alcanzar los niveles exigidos en los estándares fijados por los organismos internacionales", insistió Sierra.

Las bibliotecas han sido el principal tema de este encuentro, dirigido por Alejandro Sierra, coordinado por Constantino Bértolo y con Juan Ramón Azaola de secretario, que, han coincidido los asistentes, ha tenido un excelente nivel.

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