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Reportaje:

Un jardín zen para Casa Asia

El artista Jordi Gispert emplea piedra, arena, cristal y acero en la redecoración de la terraza del palacio Baró de Quadras

Piedra, arena, cristal y acero inoxidable son los materiales utilizados por el artista Jordi Gispert (Barcelona, 1957) para su proyecto de redecoración de la terraza de Casa Asia (Diagonal, 373. www.casaasia.es), llamada Jardín de Oriente, que se ha realizado gracias a la beca Ruy de Clavijo 2005. "Trabajar en un entorno establecido obliga a no variar los elementos preexistentes, como son las formas, los colores y la iluminación, y a tener en cuenta los usos habituales del espacio, que en este caso acoge eventos variados", explica Gispert, cuya intervención tuvo que medirse con la fuerte personalidad del palacio Baró de Quadras, del arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch, sede de Casa Asia desde junio de 2003. El primer elemento que aparece a los ojos del visitante, son tres vitrinas que reproducen los jardines secos zen con formas de arena procedente de diferentes lugares del mundo, rodeando la imagen de una flor de loto. Un puente de seis metros de longitud cubre el patio central simbolizando la unión entre Occidente y Oriente, representados a su vez por un mapa de España y un conjunto de ciudades asiáticas. A lo largo del puente, otros elementos de acero inoxidable refuerzan el simbolismo: "Las dos manos derechas hacen referencia al saludo, y la comunicación, el cubo y el tetraedro reenvían respectivamente a la racionalidad occidental y la metafísica oriental, mientras que la pérgola en el centro representa Casa Asia", apunta Gispert, que ha cuidado de manera especial la relación entre la intervención y los elementos estructurales del espacio. Lo demuestran las cañas de bambú pintadas sobre el armario que esconde la maquinaria del edificio, que enlazan con los tubulares metálicos de la cubierta. De la misma forma, los Pétalos de piedras, apliques perfilados de piedra artificial con injertos de gres rojo china, están vinculados con el suelo de piedra, así como con la tradición catalana del trencadís. El montaje se completa con una jardinera rodante que contiene un laurel. Durante la inauguración, el músico Antonio Sánchez improvisó una melodía relacionada con el movimiento y el ruido producidos por los visitantes, que pudieron llevarse a casa como recuerdo su nombre escrito por expertos calígrafos orientales en el idioma asiático deseado.

Gispert, que presentará un nuevo proyecto en Vinçon en julio, participa en la Cow parade con una vaca inspirada en las esculturas sagradas del Antiguo Egipto.

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