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Entrevista:SERGIO CABRERA | Director

"He radiografiado la corrupción en Colombia"

Aurora Intxausti

Se incorporó a la política siendo muy joven, llegando a militar en el Partido Comunista marxista-leninista de Colombia, la abandonó y se dedicó al cine; volvió de nuevo a ella para desempeñar durante cuatro años la vicepresidencia segunda del Parlamento de su país (1998-2002). Hoy está desencantado de la política. Sergio Cabrera (Medellín, 1950) estrena en España su último trabajo cinematográfico, Perder es cuestión de método, un thriller basado en la novela homónima de Santiago Gamboa en el que muestra los diferentes casos de corrupción que puede encontrarse uno en la vida.

La película, que se estrena hoy en España, cuenta cómo el periodista Víctor Silampa (Daniel Giménez Cacho) investiga el asesinato de una persona relacionada con una trama de especulación inmobiliaria,que aparece empalada a orillas de un hermoso lago cerca de Bogotá. El mosaico de personajes lo integran políticos, empresarios, prostitutas, esmeralderos y naturistas.

"Las historias de los que no ganan siempre en la vida son más románticas"
"Sería incapaz de hacer una película sobre mi país sin utilizar el humor"
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El ojo certero

Pregunta. ¿Su película es reflejo del desencanto que siente por la política?

Respuesta. Entré al Congreso convencido de que podía ser útil para mi país y para mí. Me gusta sentirme vivo y participar en lo que estoy convencido, pero cuando te das cuenta de que la corrupción impide llevar adelante mejoras ciudadanas, que no puedes hacer nada y que las fuerzas oscuras se confabulan y ponen trabas en el camino, lo mejor es abandonar.

P. ¿Resulta más gratificante hacer cine?

R. A mí me gusta, me transforma y me hace ser mejor persona, me permite utilizar un vehículo que ilumina la búsqueda de la verdad. Creo que lo entiendo no sólo como un altavoz de comunicación, sino como una forma de expresar lo que yo siento.

P. ¿La novela en la que está basada la película se asemeja a lo que usted vivió como parlamentario?

R. Es una manera peculiar de contar las cosas. La corrupción es un elemento perturbador de la democracia y lo hace de forma agresiva. Aunque no debemos olvidar que nosotros somos aprendices de lo que ha ocurrido desde hace siglos en Europa y Estados Unidos. Con Perder es cuestión de método deseaba hacer una radiografía de la corrupción que existe en Colombia.

P. Parece que se recrea con la ingenuidad de los personajes en sus películas.

R. Me gustan los perdedores porque cuando pierdes siempre tienes la esperanza de que en algún momento pueden cambiar las cosas, que el mal no tiene por qué triunfar siempre. Las historias de los que no ganan siempre en la vida son más románticas. Me gustan esas personas que saben sacar lo bueno después de cada derrota. De los vencedores tengo dudas. Me gusta la recuperación del espíritu como herramienta. Hay que recuperar los sueños porque son el flotador que impide que nos ahoguemos entre todo el materialismo que nos inunda.

P. Desde Golpe de estadio, en 1998, no había rodado un largometraje. ¿Cómo ha sido el regreso a su país para hacer cine?

R. Interesante, porque además hay gente muy buena en el cine, la pintura o la escritura. Las gentes que viven en países con conflictos o dificultades económicas generan mucha más creatividad que las que viven en sociedades acomodadas. La adversidad y los peligros despiertan el ingenio y permiten contrarrestar el daño y la maldad.

P. ¿Confía en que las cosas cambien a medio plazo?

R. La corrupción terminará algún día en Colombia, pero no se puede hacer triunfalismo. Entre victoria y victoria hay muchas pequeñas derrotas, pero una película triunfalista sobre ese tema sólo contribuiría a dar una mala imagen de mi país.

P. Perder es cuestión de método es una película coral como lo fue La estrategia del caracol.

R. Me gusta utilizar esa fórmula en el cine que hago. Suplir con actores e historias los efectos especiales que no se pueden hacer con los presupuestos que yo manejo. Los tres personajes más románticos son el periodista, su ayudante y la joven prostituta (Martina García), y representan a los que en Colombia buscan la verdad e intentan hacer justicia.

P. A pesar del dramatismo, hay ciertas dosis de humor.

R. Sería incapaz de hacer una película sobre mi país sin utilizar el humor. El humor invita más a la reflexión que el drama. El cine de género siempre simplifica la maldad y la corrupción. Hay códigos que se respetan en este género y no creo que la denuncia se banalice porque haya humor.

P. En breve va a empezar a rodar los nuevos capítulos de la exitosa serie televisiva Cuéntame. ¿Se siente cómodo en ese medio?

R. Trabajar en esa serie es estupendo, desde los actores a los medios y los guiones. Poder trabajar en ese medio mientras tienes en mente otros proyectos cinematográficos es muy satisfactorio. Ahora empezaré a rodar el momento en que se produce el golpe de Estado de Pinochet. Los últimos capítulos, por el momento, llegarán hasta la muerte de Franco.

P. ¿Para cuándo está previsto Ciudadano Escobar?

R. El documental sobre Pablo Escobar, secuestrador, asesino y narcotraficante, tiene en estos momentos una duración de tres horas y hay que reducirlo a dos. Espero que para finales de este año esté ultimado.

P. ¿Tiene ya pensado su próximo proyecto cinematográfico?

R. Me debato entre dos ideas; una que trata de la recuperación de los sueños y otra sobre cómo está influyendo la emigración de latinoamericanos a España. Hay muchas cosas de las que ellos tienen que no les vendría mal unas pequeñas dosis a los españoles.

El director colombiano Sergio Cabrera y la actriz Martina García, en Madrid.
El director colombiano Sergio Cabrera y la actriz Martina García, en Madrid.MANUEL ESCALERA
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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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