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Entrevista:SIMONE VEIL | Premio Príncipe de Asturias | REFERÉNDUM EUROPEO | Premio de Cooperación Internacional

"El 'no' es irracional, y combatir lo irracional es muy difícil"

Simone Veil (Niza, 1927) no se esperaba el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. Ayer acudía a un acto para defender el al Tratado Constitucional europeo. La que fuera presidenta del primer Parlamento Europeo elegido por sufragio universal, superviviente de Auschwitz y promotora de la ley sobre la despenalización del aborto, en 1975, ha salido de su tranquilo retiro en el Consejo Constitucional francés para poner todo su prestigio y carisma al servicio del ideal europeo.

Pregunta. ¿Piensa que todavía puede ganar el sí?

Respuesta. Tengo un mitin esta tarde y estoy preparando el discurso. El no es irracional y combatir lo irracional es muy difícil. Lo que sucede es bastante incomprensible; los extranjeros no lo entienden, pero muchos franceses tampoco. Hay mucha gente que aún no se ha decidido y que se decidirá en el último momento. Existe un clima en Francia que provoca que mucha gente no se atreva a decir que votará sí. Todavía hay muchos franceses que están dispuestos a cambiar el sentido de su voto.

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P. Ahora se han cumplido tres décadas desde que impulsó la ley que despenalizó el aborto en Francia. Algunos partidarios del no a la Constitución europea aseguran que, de aprobarse el texto, podría abrir la puerta a la prohibición del aborto e incluso a impedir el divorcio.

R. Es una mentira, como muchas otras. Existe una jurisprudencia establecida del Tribunal Europeo de los Derechos del Hombre sobre esta cuestión, que la remite a la ley nacional de cada país. Lo mismo sucede con la cuestión de la laicidad.

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P. Usted fue la primera mujer que accedió a un ministerio en Francia. ¿Cómo ve la cuestión de la paridad entre los sexos?

R. No tiene más que ver que pocas mujeres se encuentran en puestos de responsabilidad en Francia. En este país vamos con bastante retraso, hemos sido el farolillo rojo de todos los países europeos durante mucho tiempo. Para empezar, las mujeres tuvieron el derecho al voto muy tarde, después de la II Guerra Mundial. Mi caso es curioso, porque yo sí que llegué a la política por ser una mujer. [El presidente Valéry] Giscard d'Estaign quería una mujer en el Gobierno y me lo pidió. Yo era entonces una magistrada y no estaba metida en política. Es necesaria una ley sobre la paridad para que las mujeres tengan acceso al poder.

P. El mes pasado se celebró el 60º aniversario de la liberación de Auschwitz. Usted fue deportada allí gracias a la complicidad del Gobierno de Vichy. ¿Qué piensa de la decisión de Jacques Chirac de reconocer la responsabilidad del Estado francés en la deportación de los judíos, al contrario que François Mitterrand, que nunca quiso hacerlo?

R. No son de la misma generación. Chirac ha estado siempre profundamente afectado por la deportación de los judíos franceses y para él era una cuestión de honor que Francia lo reconociera. Mientras que tal vez para Mitterrand era lo contrario; no quería reconocer esta responsabilidad. Las posturas de los franceses son muy diferentes según la generación a la que pertenezcan. Chirac pertenece a la generación de después de la guerra.

P. ¿Cree que en Francia el antisemitismo sigue siendo un problema?

R. Hay incidentes, hay problemas, es cierto, pero como en toda Europa, incluso en los países en los que no hay judíos porque fueron todos exterminados. Es un fenómeno recurrente, pero le diré que en Francia me afectan mucho más los ataques contra otras poblaciones, como los magrebíes o los africanos. Éste es un combate que hay que librar en todos los sentidos, contra todo tipo de discriminación u odio que se detecte por una cuestión de pertenencia religiosa o étnica.

P. ¿Es un problema que sobrepasa el antisemitismo?

R. El caso de los magrebíes es una variante, porque es también una discriminación de carácter religioso o étnico -aunque también son semitas- y está claro que sufren discriminación y que tienen problemas para encontrar trabajo y que no disfrutan de la igualdad de oportunidades.

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