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Tribuna:LOS ARSENALES NUCLEARES
Tribuna
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EE UU, principal culpable de la erosión del TNP

Coincidiendo con la reunión de la asamblea de revisión del Tratado de No Proliferación (TNP) en Nueva York este mes (2-27 de mayo), sólo podemos sentirnos consternados ante la indiferencia de EE UU y el resto de las potencias nucleares. Esta indiferencia es sorprendente, teniendo en cuenta la adición de Irán y Corea del Norte como Estados que o bien poseen o desarrollan programas de armamento nuclear. Un reciente informe de Naciones Unidas advertía claramente: "Nos acercamos a un punto en el que la erosión del régimen de no proliferación podría volverse irreversible y provocar una oleada de proliferación". En el periodo previo a la asamblea, un grupo de "Estados medios" tenía un sencillo objetivo: "Ejercer influencia en las potencias nucleares para que adopten algunas medidas mínimas para salvar el Tratado de No Proliferación en 2005". El año pasado, esta coalición de Estados con capacidad nuclear -entre ellos Brasil, Egipto, Irlanda, México, Nueva Zelanda, Suráfrica, Suecia y ocho miembros de la OTAN- votó por una nueva resolución del programa que instaba a poner en práctica los compromisos ya adquiridos por el TNP. Desgraciadamente, EE UU, Gran Bretaña y Francia votaron contra esta resolución.

Las conversaciones preparatorias ni siquiera consiguieron un programa, debido a las profundas divisiones entre las potencias nucleares que se niegan a cumplir sus compromisos de desarme y el movimiento no nuclear, cuyas exigencias incluyen el cumplimiento de esas promesas y tener en cuenta el arsenal israelí. Hasta hace poco, todos los presidentes estadounidenses desde Eisenhower habían luchado por restringir y reducir los arsenales nucleares (unos más que otros). Hasta donde yo sé, actualmente ninguna de las potencias nucleares está realizando esfuerzos por alcanzar esos objetivos cruciales. EE UU es el mayor culpable de esta erosión del TNP. Aunque afirma estar protegiendo al mundo de las amenazas de proliferación en Irak, Libia, Irán y Corea del Norte, los líderes estadounidenses no sólo han incumplido restricciones de tratados existentes, sino que han evaluado planes para probar y desarrollar nuevas armas, entre ellas misiles antibalísticos, el "reventador de búnkeres", capaz de penetrar en la tierra, y quizá más nuevas bombas "pequeñas". También han abandonado promesas pasadas y ahora amenazan con usar primero las armas nucleares contra Estados no nucleares.

Algunas acciones correctivas resultan evidentes:

- EE UU debe resolver problemas nucleares pendientes con Rusia y exigir las mismas normas de transparencia y verificación de los acuerdos de control de armas antiguos y desmantelar y desechar las armas incautadas. Con unos gigantescos arsenales con el gatillo en estado de alerta, un holocausto global causado por errores o cálculos equivocados es tan posible en la actualidad como en plena guerra fría. Quizá podríamos resolver la mayor amenaza de proliferación del mundo salvaguardando íntegramente el arsenal ruso.

- Aunque todos los Estados con armas nucleares deberían acordar no utilizar primero el armamento, Estados Unidos, como única superpotencia, debería tomar la iniciativa en esta cuestión.

- La OTAN debe restar énfasis al papel de sus armas nucleares y plantearse el poner fin a su despliegue en Europa del Este. A pesar de su expansión hacia el Este, la OTAN mantiene los mismos arsenales y políticas que cuando el telón de acero dividía el continente.

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- El exhaustivo Tratado de Prohibición de Pruebas debería respetarse, pero EE UU avanza en la dirección opuesta. El presupuesto de la Administración para 2005 se refiere por primera vez a una lista de hipotéticas pruebas, y otros países están esperando para emprender las mismas acciones.

- EE UU debería apoyar un tratado de materiales fisibles para impedir la creación y transporte de uranio y plutonio altamente enriquecidos.

- Restringir el desarrollo por parte de EE UU del inviable escudo de defensa antimisiles, en el que está despilfarrando enormes recursos, a la vez que rompe su compromiso con el Tratado de Misiles Antibalísticos sin un sustituto práctico.

- Actuar contra la proliferación nuclear en Oriente Próximo, una fuente creciente de inestabilidad en esa región. Irán ha ocultado repetidamente su intención de enriquecer uranio, al tiempo que afirma que su programa nuclear sólo tiene fines pacíficos. Esta explicación la han dado anteriormente India, Pakistán y Corea del Norte, y ha desembocado en programas armamentísticos en los tres Estados. Irán debe rendir cuentas y respetar las promesas contraídas con el Tratado de No Proliferación. Al mismo tiempo, nos negamos a reconocer que el estatus nuclear de Israel incita a Irán, Siria, Egipto y otros Estados a unirse a la comunidad de países con armas nucleares.

Si EE UU y otras potencias nucleares se toman en serio el impedir la erosión del TNP, deben actuar ahora sobre esas cuestiones. Cualquier otra opción implicará un mundo en el que la amenaza nuclear aumentará, y no al contrario.

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