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El Cervantes de París celebra la honda palabra de Valente

Juan Goytisolo, Sánchez Robayna, Pardo y Sotelo intervienen en las jornadas de homenaje

José Ángel Valente (Ourense, 1929-Ginebra, 2000) ha sido durante años una figura de referencia para todos los escritores en español. El autor de El fulgor, de cuya muerte se cumplen cinco años el próximo mes de julio, recibe estos días un homenaje en el Instituto Cervantes de París. Desde ayer y hasta el próximo jueves 28, se celebran diversos actos, mesas redondas, conciertos y una exposición, todo ello en recuerdo del poeta.

Poeta del tiempo presente es el título de las jornadas de homenaje que se celebran en el Cervantes parisino hasta el próximo jueves, coordinadas por Félix Blanco, jefe de estudios del centro. Colaboran en la organización del encuentro el Círculo de Lectores y la Oficina Cultural de la Embajada de España en París.

Andrés Sánchez Robayna, antólogo de Valente, participó ayer en una mesa redonda (Poesía, pensamiento, lenguaje) junto con los escritores José Luis Pardo, Marcelo Cohen y Bernard Noël. Los periodistas y críticos Blanca Berasátegui y Manuel Llorente hablarán hoy de la manera en que Valente se interesó por estar presente en la prensa escrita, es decir, en unos medios de difusión más potentes e inmediatos que el poemario.

El análisis estético del universo del poeta correrá a cargo de Saúl Yurkievich, Delfín Colomé y Jean Fremon (Imágenes, sonidos, figuras, mañana), mientras que Juan Goytisolo disertará Sobre la experiencia abisal en la jornada de clausura, que se cerrará con un concierto-memorial coordinado por Mauricio Sotelo y en el que actuarán el cantaor Arcángel y el cuarteto de cuerda Diotima.

Evolución

El Cervantes también propone una exposición bibliográfica y documental sobre Valente como manera de recordar la obra y el personaje, desde que en 1954 ganara el Premio Adonais con el poemario A modo de esperanza hasta La experiencia abisal, sus ensayos posteriores a 1991 publicados el año pasado; la evolución seguida por quien "nace, nació, naciera o habría nacido en los términos de Gallaecia regnum, en un lugar que acaso cabría llamar Aguas Calientes o Augasquentes, y suele llamarse Orense", casualidad relativa pero determinante, como lo prueban los poemas gallegos -Cántigas de Alén-, como lo son los autores a los que se siente encadenado, de los que quiere ser lector y continuidad, de Antonio Machado a Miguel de Molinos pasando por Blas de Otero, María Zambrano, Rosalía de Castro, Salvador Espriu y san Juan de la Cruz, por sólo citar algunos de común origen ibérico.

En el caso de Valente, traductor profesional de la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, la traducción literaria es la prolongación de su curiosidad y empatía poética. El inglés de John Donne, John Keats, G. M.Hopkins, el griego de Cavafis, el italiano de Montale o el francés de Celan y Jabès encontraron plasmación castellana gracias al talento y la sensibilidad de Valente que, como recuerda Sánchez Robayna, también quiso colaborar con artistas plásticos sensibles a los mundos secretos, como son Antoni Tàpies y Eduardo Chillida.

Buen lector de Friederich Schlegel y de sus reflexiones sobre los momentos o lugares en los que se da la "suspensión de poder" como únicos espacios reales de libertad, no por ello Valente dejó de hablar del "señor opaco de las moscas" que fue "un padre invertido: nos desengendraba", es decir, el general Francisco Franco, personaje cuyo "reino no era de este mundo ni de otro mundo" porque gobernó solo "sobre su incorruptible podredumbre".

José Ángel Valente, en una imagen de 1997.
José Ángel Valente, en una imagen de 1997.ULY MARTÍN
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