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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Estimable regreso

Javier Ocaña

En los últimos años nos habíamos acostumbrado a tener que encontrar el nombre de Sydney Pollack en los créditos de producción e interpretación. Películas recientes como El talento de Mr. Ripley o El americano impasible estaban financiadas por su compañía y Eyes wide shut o Al límite de la verdad se beneficiaban de su naturalidad delante de la cámara. La intérprete acaba con seis años de retiro como director de uno de los grandes del cine moderno, autor de obras maestras como Danzad, danzad, malditos, Tal como éramos o Memorias de África.

En su nuevo filme, Pollack vuelve a territorio conocido, el de un testigo que se ve envuelto en un conflicto político internacional que le sobrepasa y que le convierte en blanco de variados centros de poder. Un tema que ya trató con el personaje de Robert Redford en la potentísima Los tres días del cóndor (1975) y que ahora recupera para sumergir a Nicole Kidman, una intérprete que ha escuchado lo que no debía, en un maremoto de intereses en torno al intento de asesinato de un mandatario africano en la Asamblea General de la ONU. Pollack utiliza su incuestionable talento narrativo para describir a dos personajes repletos de aristas, alejados en todo momento del blanco o del negro: la trabajadora de la ONU y el inspector encargado de protegerla (Kidman y Sean Penn, magníficos).

LA INTÉRPRETE

Dirección: Sydney Pollack. Intérpretes: Nicole Kidman, Sean Penn, Catherine Keener, Jesper Christensen. Género: intriga política. EE UU, 2005. Duración: 120 minutos.

Más información
Nicole Kidman entra en Naciones Unidas

Atentado

El cine político de Pollack (Tal como éramos, Los tres días..., Ausencia de malicia, La tapadera) siempre ha cuestionado la honestidad de los grandes poderes, pero también lo ha hecho con un gran sentido del espectáculo; desde una óptica evidentemente progresista, aunque sin llegar a la carga de rabia contenida de autores como Costa-Gavras. En La intérprete continúa en la misma línea y se luce en secuencias como la del autobús, contada a través de cuatro puntos de vista, al tiempo que se atreve a filmar un atentado terrorista en suelo americano (algo prohibitivo para los grandes estudios). Una hitch-cockiana escena (Sabotaje siempre será una referencia) que no es la única en una intriga que bien podría haberse llamado La mujer que sabía demasiado. Como en la película de Hitchcock, también han inventado el país del presidente amenazado y al igual que en buena parte de sus obras maestras, quizá esté algo forzado el punto de partida. Lo que es seguro es que La intérprete es la mejor película de Pollack en 20 años (desde la grandiosa Memorias de África).

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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