Gato ahorcado
Hace pocos días apareció un gatito ahorcado junto a la verja del colegio mayor Jaime del Amo, en Madrid. Fue justo en el lugar donde una buena persona le daba de comer a diario, como para que sirviera de escarmiento a su bienhechor.
Acabamos de votar la Constitución europea, ésa que pretende unir a los países desarrollados de nuestro entorno, "reserva de valores de democracia y libertad". Y me pregunto: realmente, ¿qué valores estamos queriendo abanderar? ¿Dónde está ese mundo civilizado que predicamos tan ufanamente? En una sociedad como la nuestra, donde se multa a quien alimenta a animales abandonados pero se consiente, encubre o ignora el maltrato animal, que llega con demasiada frecuencia al asesinato, como en este caso, ¿nos podemos considerar sin rubor poseedores de valores exportables al mundo "no civilizado"? Esto es una ironía cruel, una auténtica impostura.
Sepan los responsables de este hecho abominable que hoy, tras la reforma del Código Penal, lo sucedido es un acto criminal. Y preocúpense, autoridades todas que inaplican nuestras tímidas leyes de protección animal, o toleran su violación, porque el tema no es trivial: el individuo que es capaz de cometer semejante acto es un ser socialmente peligroso, y no sólo para los animales.
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