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Entrevista:DILMA ROUSSEFF | Ministra brasileña de Minas y Energía

"En Brasil sobra energía, pero 12 millones de personas no tienen luz"

Dilma Rousseff abandonó en 2002 su cargo en la secretaría de Minas, Energía y Comunicación del Estado brasileño de Rio Grande do Sul para ocupar la cartera de Minas y Energía en el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Dicen que es una de las ministras "más sociales" del Ejecutivo brasileño y hay quien recuerda su pasado medio guerrillero en el ala heterodoxa del Partido de los Trabajadores (PT). La visita a Brasil que la semana pasada efectuó el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado del ministro de Industria, José Montilla, entre otras personalidades, tuvo un resultado inmediato: el viaje de Dilma Rousseff a España, que ayer concluyó y que la ha llevado a pilotar maratonianas sesiones de trabajo con empresas e inversores de este país. Objetivo: alentar la participación española en la construcción de redes de transmisión de energía y de 17 centrales hidroeléctricas.

"Estamos enseñando a pescar, y además proporcionamos el anzuelo"

"La visita de Zapatero a Brasil fue muy importante por la aproximación que hay entre nuestros países", explicó a EL PAÍS durante su estancia en España. "Existe afinidad entre Lula y Zapatero, se entienden bien, tienen una relación calurosa".

Tal afinidad se traduce en cifras: España es el segundo inversor extranjero en Brasil, después de EE UU, con un volumen de casi 34.000 millones de euros en los últimos 10 años. Rousseff considera el caso de Repsol YPF especialmente prometedor: "Me he entrevistado con [el presidente, Antoni] Brufau y [el director general para América Latina, Enrique] Locutura. Vi en ellos un claro interés en expandir las relaciones entre Petrobras [empresa pública de petróleo brasileña] y Repsol. Juntas, podrán contribuir a estabilizar situaciones en otros lugares, como Bolivia y Argentina".

Brasil concedió el pasado año licencias para la construcción de 224 nuevos proyectos de generación de energía, que permitirán incrementar la oferta en 3.945 megavatios y requerirán una inversión de 2.348 millones de dólares. Todo, en un país en el que el grupo de consumidores intensivos de electricidad está formado por algo más de 400 empresas, que acaparan casi el 30% del consumo energético de Brasil. Mientras, 12 millones de personas "viven a la luz de una vela", como en otras ocasiones ha denunciado la propia Dilma Rousseff. Ante los datos, a la ministra brasileña se le escapa un halo de su alma combativa contra la injusticia social: "¿Que por qué no tienen luz 12 millones de personas? No porque haya escasez de energía en Brasil, sino porque esas personas no tienen acceso a ella. En Brasil sobra energía. Y nosotros tenemos que construir el acceso para quienes no lo tienen. En realidad, nunca faltó energía. Si hay gente sin servicios básicos, es por absoluto descuido de sus necesidades. Claro que hay más de 400 empresas que consumen energía, porque Brasil es un país con un nivel de industrialización bastante sofisticado. Ningún país puede desarrollarse económicamente sin un elevado consumo de energía. La ecuación es siempre la misma: a mayor consumo de energía, más desarrollo. Es fundamental para el país que esos 12 millones de personas consuman energía y que también lo hagan las empresas. Pero nosotros, como Gobierno, sabemos que nuestra obligación es lograr un programa de universalización".

Para conseguirlo, Lula implantó a finales de 2003 un proyecto llamado Luz para Todos, que pretende que en 2008 no haya una sola familia brasileña sin luz eléctrica. "Porque afecta a toda la economía nacional y también de las familias. Piense en el absurdo que supone el caso de una persona que sólo tiene una vaquita y no tiene con qué enfriar la leche para conservarla. ¿Qué puede hacer el Gobierno? Pues hemos creado una cuota porcentual de desarrollo energético que se cobra siempre en la factura de la luz, excepto a esos 12 millones de personas". Luz para Todos supone la instalación eléctrica gratuita para los más desfavorecidos y descuentos en el consumo. "Queremos recuperar a esas personas para que en un futuro puedan ser consumidores que paguen. Según un viejo dicho, 'no se debe dar pescado, sino enseñar a pescar'. Nosotros estamos enseñando a pescar y además proporcionamos el anzuelo", resume Dilma Rousseff.

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Otros programas que la ministra califica "de inclusión social" son Proinfa (incentivo de las fuentes renovables) y Combustible Verde. "Somos el único país que durante 20 años ha mezclado en su gasolina un mínimo del 25% de alcohol", explica la ministra. ¿Participan también las grandes petroleras? "A quienes realmente queremos involucrar es a los agricultores", responde, "porque el alcohol no lo fabrican las petroleras, sino los productores de azúcar". Y también está el programa de combustible biodiesel: "Consiste en la mezcla de aceites de origen vegetal con fuel. Podemos fabricar biodiesel en el noreste, una región semiárida en la que los pequeños agricultores pueden producir ricino. Por lo tanto, éste también es un programa de inclusión social, porque la pequeña agricultura en Brasil es de los más pobres".

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