_
_
_
_
_
Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El regreso del Gusano Impasible

En estas navidades, el Gusano Impasible no quiere un Papa Noël gordo y con hipertensión. Quiere uno escuálido, que le cuelgue la ropa, con un par de renos muertos de hambre. Tampoco quiere un arbolito, sino un esqueleto con los brazos abiertos para colgarle adornos. Y también quiere un milagro. Por ejemplo, la nieve de color marrón, como sucia y pisoteada. Y un trocito de madera con los bordes quemados y esta leyenda navideña: "No hagas sufrir a nadie, su dolor te perjudicará. Hazte daño a ti mismo, alguien se sentirá culpable y saldrás beneficiado". Eso cuenta el Gusano vestido con pantalón amarillo y una peluca rubia con dos coletas que casi le tapan los ojos. En el suelo hay la réplica de sí mismo, pero en versión mujer: una diminuta muñeca de trapo que de vez en cuando se queja -o se expresa- con un ¡ay!, leve y sutil.

El Gusano Impasible está en el Espai Brossa con un espectáculo insólito, 'Pingüenstein'

El Gusano Impasible ha regresado de un letargo activo de cinco años, trabajando en videoexposiciones, performances... Ha inventado programas televisivos como El doctor feo para el canal digital Paramount Comedy, ha procreado, se ha ido a vivir al campo madrileño y se lo ha pensado mejor: Barcelona no está mal. Al Gusano le gusta encerrarse en su capullo y elaborar pacientemente sus ideas. Esta vez le ha salido Pingüenstein. ¿De qué se trata? Pues de algo denso, pero en un envoltorio leve; algo que no pesa, pero esencial. Algo parecido a la poesía: te estimula y no sabes por qué. Pingüenstein es humor, algo ligero como un pingüino y también algo conceptual, como el filósofo Wittgenstein. Ironiza sobre los estereotipos. Algo tan básico como la palabra y la imagen para hacer remover algunas cosas.

Pingüenstein, por si aún no lo han captado, es un espectáculo. Eso que la gente -el público- se sienta en una butaca -a veces cómoda, otras no tanto- y mira. A veces ese público, después de pagar una fortuna considerable, se aburre un montón, lo que provoca mucha rabia y pocas ganas de volver a intentarlo. Pero otras veces, ciertamente, paga mucho menos y disfruta como un loco. En Pingüenstein es difícil aburrirse porque lo que te cuentan tiene la gracia de parecer una tontería, pero es suficientemente denso como para estar con los cinco sentidos -o quizá más de cinco- abiertos. Pingüenstein es algo fuera de lo común, como lo son sus creadores. Ramón Colomina y Silvia Genovés juegan con la ambigüedad. Les encanta hacer cosquillas pero sin histeria. Divertir, pero no a lo tonto, sino con una carga conceptual muy depurada. Pingüenstein es como hojear un TBO, y uno sale del Espai Brossa mucho mejor que cuando ha entrado. Y eso siempre se agradece.

Pingüenstein se creó a raíz de una performance que le encargaron al Gusano Impasible en Madrid. El tema era el vacío, y ellos se lanzaron a montar algo valiéndose de lo que saben hacer: la imagen -Silvia- y la palabra -Ramón, con la participación de Paloma Unzeta, que da vida a diferentes personajes. El universo de Silvia está reflejado en la plástica, mientras que Ramón empezó con la danza y derivó a la escritura. Le gusta inventar sus textos encerrado en una biblioteca, lejos de móviles, neveras o el ruido de la calle. "En la biblioteca no hay tentaciones", comenta. Ahora, el lenguaje de la danza ya no le interesa, aunque es su cuerpo el que se mueve por el escenario acompañado de la inestimable Paloma, que desde siempre ha captado el lenguaje del gusano. "Sueño a ciegas con los ojos bien abiertos".

Pero, ¿cómo crear un espectáculo cuando, a esas alturas del siglo XXI, está todo visto, dicho y hecho? Se trataba, pues, de evitar la obviedad, de ser sugerente sin caer en el hermetismo. Como dijo una vez Brossa: "El arte no es la repetición de la vida, ha de crear un estilo". Pocos lo consiguen. Pero pueden estar seguros de que ellos sí. Y si no, vayan al Espai Brossa por estas fiestas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El Gusano Impasible se diversifica. No sé qué parte de él - cabeza, tórax, abdomen o simplemente la baba- ha decidido crear un personaje llamado Elías Majareto. Este sujeto piensa montar un vídeo que ofrece la visión atípica de la Barcelona tópica. Se trata de una guía donde el visitante podrá recorrer los sitios emblemáticos como el parque Güell, La Rambla o las fuentes de Montjuïc, pero con un texto y unas imágenes que nada tienen que ver con las guías que hasta ahora se encuentran en los puntos de información turística y en los hoteles. El Gusano da otra vez la vuelta a las cosas y renueva la visión de la ciudad mostrando ese parque temático en que se ha convertido Barcelona para algunos, aunque Woody Allen y Pedro Almodóvar estén encantados con ella. Elías Majareto será el guía y abrirá el recorrido así: "Benvinguts. Bienvenidos. Welcome. Come. Menja. Food. Fuet. La llengua is a músculo, not a molusco...". Y a través del lenguaje y el gesto, sin dar importancia al hecho histórico, intentará provocar otra sensación al visitante jugando con la atmósfera del lugar. Majareto aún no tiene patrocinador, pero está en ello. Entretanto, el gusano sigue sacando baba y pronto lo veremos cada miércoles en el programa de Emilio Manzano, Saló de lectura. ¡Y que dure la baba!

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_