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LA LUCHA CONTRA EL TERRORISMO

El fiscal jefe de Asturias somete a careos a tres agentes y un testigo protegido

El fiscal jefe de Asturias, Gerardo Herrero, sometió ayer a varios careos sucesivos, durante más de cinco horas, al confidente protegido del 11-M Francisco Javier Villazón Lavandera, Lavandero, y a tres miembros de la Guardia Civil: el teniente coronel José Antonio Rodríguez Bolinaga, recientemente destituido como jefe de la Comandancia de Gijón; el capitán Carlos Montero y el agente Jesús Campillo.

La fiscalía investiga si miembros de la Guardia Civil de Asturias pudieron incurrir en un delito de obstrucción a la Justicia por no haber puesto a disposición de los tribunales una grabación realizada el 29 de agosto de 2001 por el agente de la Comandancia de Gijón Jesús Campillo al confidente Lavandero durante una conversación en la que éste denunció que el ex minero avilesino José Emilio Suárez Trashorras y su cuñado Antonio Toro Castro, ahora imputados como supuestos proveedores de los explosivos utilizados en los atentados del 11 de marzo en Madrid, disponían de grandes cantidades de dinamita y buscaban a personas que les instruyeran para activar los detonadores mediante el uso de teléfonos móviles.

La existencia de esa grabación, que no trascendió hasta octubre de este año, motivó la destitución por el Ministerio del Interior del jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Gijón, el teniente coronel José Antonio Rodríguez Bolinaga, el 16 de noviembre último.

Los careos fueron convocados para aclarar contradicciones sobre "matices", según la fiscalía, una vez que Gerardo Herrero interrogó durante las semanas previas a una quincena de mandos y agentes de la Guardia Civil de la comandancia de Gijón y del acuartelamiento de Cancienes, así como al testigo protegido Lavandero.

Sin tensiones

Fuentes de la Asociación Unificada de la Guardia Civil aseguraron que los careos se prolongaron entre las diez y media de la mañana y las cuatro de la tarde en la sede de la fiscalía, en Oviedo, y que se desarrollaron sin tensiones. Las mismas fuentes aseguraron que al menos hubo un careo entre el confidente Lavandero y el agente que grabó su testimonio, Jesús Campillo, y entre éste y quien en aquellas fechas era su superior, el entonces teniente y hoy capitán Carlos Montero, actualmente destinado en Llodio.

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Según las mismas fuentes, todos se habrían ratificado en sus versiones y Lavandero habría reiterado que no se limitó a advertir a la Guardia Civil de que Trashorras y Toro comerciaban con dinamita sino que en varias ocasiones se habría interesado por las investigaciones y que se habría ofrecido a tender una trampa a ambos ofreciéndose a adquirirles explosivos.

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