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Entrevista:Marc Fumaroli

"Chateaubriand previó la batalla moderna entre libertad e igualdad"

El profesor Marc Fumaroli (Marsella, 1932) es miembro de la Académie Française y profesor de "retórica y civilización europea en los siglos XVI y XVII" en el Collège de France. Además, es autor de un libro célebre sobre L'État culturel y del reciente estudio Chateaubriand. Poésie et Terreur. Suyo es el prólogo de la primera edición española íntegra de las famosas memorias.

PREGUNTA. ¿Por qué razón Chateaubriand exigió que sus ]]>Memorias fuesen publicadas una vez él fallecido? ¿A qué o a quién atacaba con tanta virulencia como para no poder afrontar las reacciones que iba a desencadenar el texto?

RESPUESTA. No creo que su demanda respondiese a cuestiones de respeto humano, tal y como se decía antes en lenguaje eclesiástico, sino a que Chateaubriand se inscribe en una tradición aristocrática, que quería que las memorias apareciesen tras la muerte de su autor. Las escribían antiguos jefes militares o altos dignatarios de la Corte que, caídos en desgracia -eso es muy importante-, se preparaban para la muerte haciendo inventario y pasando cuentas ante Dios y ante el rey, procurando ofrecer a sus descendientes y a la posteridad una versión honorable de sus gestas. Chateaubriand queda englobado en esa definición. Durante años ha tenido que callar a pesar de que, en dos oportunidades -en 1816 por haber escrito un tratado constitucional crítico y en 1824 por disensiones en un gobierno del que él es titular de la cartera de Exteriores- se ha visto marginado de manera humillante por ese poder que él tanto ha contribuido a restaurar. Cuando el régimen detestable de Louis Philippe se instala, considera que ha llegado la hora de hacer balance de sus servicios a favor de los borbones y lanzar su mensaje a las generaciones futuras. El libro pertenece pues a una tradición, pero es innovador por el contexto: la aristocracia ya es meramente decorativa, los regímenes que se suceden son de carácter más o menos igualitario y Chateaubriand, que es un hombre que ha tenido a Rousseau como Dios, que ha viajado a América para ver cómo funciona una República constitucional, quiere advertirnos de los peligros, no de la democracia, sino de la pasión por la igualdad, por la uniformización que comporta el destruir todo lo que la Antigüedad, el Cristianismo y el Renacimiento han inventado para construir un hombre libre.

"Como don Quijote, el héroe de las Memorias ha salido de una época en la que ya no vive"

P. Para usted el elogio y la crítica de la democracia que hacen Charles Alexis de Tocqueville y Chateaubriand son equiparables.

R. Los dos hombres no sólo estaban emparentados por sus matrimonios, no sólo habían viajado ambos a Estados Unidos, sino que además escriben simultáneamente, influyéndose, tal y como demuestro en Chateaubriand. Poésie et Terreur. La modernidad de las Memorias no está en su diálogo con los reyes, a la manera de las del duque de Saint-Simon, sino en la angustia que manifiestan ante las derivas totalitarias de la democracia y al descubrir la debilidad de los frenos liberales de ésta. Si se plantea guardar la herencia del amor cristiano y la civilización humanista es porque no quiere que ser ciudadano signifique una disminución de la dignidad y la libertad humanas. Chateaubriand constata que Filadelfia se parece muy poco a la Esparta de Licurgo y Tocqueville dice que el hedonismo puede llevar a perder la libertad y analiza cómo una democracia como la estadounidense puede pasar a ser autoritaria a base de una utilización de la religiosidad que permita defender los intereses en nombre de los valores. Es un pronóstico que se me antoja de estricta actualidad.

P. La relación con España de Chateaubriand es muy importante.

R. En cierta medida se puede establecer una analogía entre don Quijote y el héroe de las Memorias, los dos grandes deshacedores de entuertos, los dos salidos de una época que ya no es en la que viven. Pero además Chateaubriand tuvo una gran aventura militar en 1923, cuando participa en la invasión que consolida a Fernando VII en el trono.

P. Para un liberal, ésta era una expedición extraordinariamente reaccionaria.

R. Chateaubriand se sentaba entre los ultras para defender la libertad y entre los liberales para recordar la tradición. Es paradójico y ambiguo, es alguien que cree en los Derechos Humanos pero, una vez vistas las masacres en la calle, no quiere "comprarlos" a cambio de terror. Para él las ideologías son el horror absoluto. Un gran poeta no puede ser un ideólogo, porque la poesía se basa en el cuerpo y en la experiencia, es lo contrario de un sistema abstracto.

P. Usted establece una continuidad entre las distintas revoluciones y...

R. ...y subrayo que no deja de ser una casualidad muy significativa que la edición completa y revisada de Memorias... sea de 1989, año del bicentenario de la Revolución Francesa al tiempo que de la caída del muro. Las consecuencias del mundo a cuyo nacimiento asiste Chateaubriand no han sido comprendidas hasta 200 años más tarde y 140 años después de la publicación del libro. A Flaubert o Baudelaire el texto de Chateaubriand ya les advirtió sobre el carácter de espejismo de ciertos acontecimientos políticos, pero a nosotros nos anticipó los peligros de una democracia que quiere construir "un hombre nuevo", que hace tabla rasa del pasado. La revolución rusa de 1917 se inspiró en la francesa, y la China, la de Camboya o la cubana se han referido a la soviética, se han fundado en esa impostura intelectual que es el llamado "sentido de la Historia" para justificar los peores crímenes. Como creo que ha probado François Furet, la monarquía francesa habría evolucionado hacia formas liberales y parlamentarias de no haber existido ese corte brutal que fue 1789, la Revolución Francesa y, sobre todo, el terror, entre 1792 y 1794, una experiencia que aún hoy marca a la sociedad francesa, que en ese momento perdió la alegría.

P. Cree que Chateaubriand plantea el problema allí donde realmente se da, es decir, entre la libertad y la igualdad.

R. En todo caso nunca aceptó que en nombre de la igualdad se recortase la libertad, pero sí entendió que en nombre de la libertad se mantuvieran ciertas formas de organización social discriminatorias.

Marc Fumaroli, en la sede del Collège de Francia.
Marc Fumaroli, en la sede del Collège de Francia.DANIEL MORDZINSKI

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