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Las grasas saturadas aceleran el desarrollo de los tumores mamarios

Científicos españoles investigan cómo afecta a la reproducción celular el consumo de lípidos

Miquel Noguer

Las grasas saturadas no sólo son un mal aliado para la prevención del cáncer: también pueden hacer que éste se desarrolle más rápido y con mayor malignidad. Así lo demuestra un estudio presentado ayer por un equipo de investigadores la Universidad Autónoma de Barcelona y que relaciona directamente el consumo de grasas saturadas del tipo Omega 6 con la velocidad de desarrollo de los tumores mamarios. Por contra, los científicos también mantienen que el consumo de ácidos grasos no saturados del tipo omega 3, como el aceite de oliva o el presente en el pescado azul, ayudan a frenar el desarrollo de este tipo de tumores.

La investigación, dirigida por el profesor de Biología celular Eduard Escrich, se ha centrado en descubrir el funcionamiento de cuatro genes relacionados directamente con la reproducción y la diferenciación celular. Concretamente, se identificaron cuatro genes, uno de los cuales sigue presentando numerosas incógnitas acerca de su funcionamiento.

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Lo que sí se sabe es que los ratones que consumieron dietas ricas en ácidos grasos poliinsaturdos N-6 disminuyeron la expresión de los cuatro genes, lo que aceleró la proliferación de sus respectivos tumores.

En cambio, el estudio también ha demostrado que otras grasas, las conocidas como Omega 3, presentes en el aceite de oliva, en especial el de oliva virgen, y el pescado azul, como la sardina, tienen el efecto contrario y desaceleran o lentifican el desarrollo del tumor.

"En una mujer que ya tenga un cáncer de mama, el hecho de tener hábitos dietéticos que incluyan grasas puede hacer que la enfermedad evolucione más deprisa si toma grasas saturadas u Omega 6, o más lentamente, si consume grasas beneficiosas como las de oliva o de pescado azul", explicó Escrich.

No obstante, el director de la investigación subrayó que es necesario incluir de forma moderada en la dieta todo tipo de grasas, incluso las vegetales y animales, ya que contienen ácidos grasos que el organismo no puede fabricar y que son esenciales. "Nunca es bueno comer grandes cantidades de grasa, pero tampoco podemos dejar de tomarlas", recalcó, antes de recomendar que, al tomar grasas: "lo mejor es poca cantidad y mucha calidad". Por este motivo, recordó que el aceite de oliva virgen es la mejor opción a la hora de cocinar sano.

La popularidad del aceite de oliva en la cultura mediterránea es, precisamente, uno de los elementos que explica la menor incidencia del cáncer de mama en países como España, Italia o Grecia en comparación con los centroeuropeos o Estados Unidos. "España se encuentra en los estadios medios de incidencia del cáncer de mama dentro de los países desarrollados, pero los cambios que está sufriendo nuestra dieta puede empeorar las cosas" advirtió Escrich. En este sentido, el investigador insistió en que "sería bueno recuperar los hábitos dietéticos mediterráneos", ya que llevar una dieta sana y equilibrada es la mejor receta de prevención del cáncer de mama.

La reina Sofía y el investigador Josep Baselga (derecha), al término de la XI Conferencia Ramón y Cajal.
La reina Sofía y el investigador Josep Baselga (derecha), al término de la XI Conferencia Ramón y Cajal.EFE

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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