_
_
_
_
_
GENTE

El falsificador Erik el Belga dona 18 cuadros al pueblo de Cúllar

A los 64 años, y después de estar cerca de tres en prisión preventiva, acusado de posesión de obras de arte robadas, el especialista se reconvierte en mecenas

Hace tiempo que el alias Erik el Belga no aparece en los medios de comunicación relacionado con la venta de obras de arte de dudosa procedencia. A sus 64 años, René Alphonse van den Berghe acudió ayer a una nueva cita ante las cámaras. El famoso falsificador y marchante de arte reconvertido a pintor y mecenas, firmó la cesión de 18 cuadros originales -realizados por él- a la localidad de Cúllar (Granada). Las obras se exhibirán en una sala de exposiciones que llevará su nombre.

El benefactor se hizo famoso en los años ochenta por ser acusado de liderar una banda internacional de ladrones de arte sacro en el norte de España. "Nunca me han condenado en este país por robo", asegura. El pintor afirma que su madre le cambió el nombre de René por el de Erik porque le recordaba a un familiar fallecido en un campo de concentración. "Lo de belga me lo añadió la policía española para hablarle de mí a los franceses", explica.

Después de pasar algo más de tres años en prisión preventiva acusado de tener obras de arte robadas, decidió que había acabado una etapa de su vida y que la nueva era "pintar, hacer donaciones y vivir de forma austera", afirma Nuria Gutiérrez de Madariaga, su séptima y última mujer.

Erik conoció Cúllar por la prensa. El 19 de marzo de 2002, unos individuos forzaron la ventana de la ermita de la Virgen de la Cabeza y se llevaron la imagen de la titular. El belga quiso compensar esta pérdida pintando un cuadro de la Virgen. Así se inició una serie de contactos cuyo fruto ha sido la colección donada. ¿La recompensa? "El cariño del pueblo", sostiene. A los 16 cuadros iniciales -con temas religiosos, bodegones y paisajes- se suman dos nuevos que Erik trajo consigo desde Málaga, donde reside actualmente. Uno de ellos, La diva, es un retrato de su mujer hecho con el estilo del artista austriaco Gustav Klimt.

Si se le pregunta por su "otra vida", Erik responde que "son cosas del siglo pasado". No se sabe nada de su supuesto patrimonio en el extranjero. Ahora se dedica a comprobar la autenticidad de obras de arte para museos y particulares. Se considera a sí mismo "uno de los mayores expertos de Europa" en el mercado de la falsificación. Reconoce que llegó a colocar tres cuadros falsos a dos museos fuera de España y que "todavía están expuestos". Y afirma que el 80% de lo que se vende en España no es auténtico.

Diabético y enfermo crónico del corazón, su cuerpo no está para sustos. Y casi le da un ataque cuando robaron El grito, de Munch, la semana pasada: "Estaba indignadísimo", cuenta su esposa, "sobre todo con las autoridades por no haberlo protegido".

Erik el Belga, a la derecha, enseña junto al alcalde de Cúllar, José Miguel Martínez, <i>La diva, </i>inspirado en Klimt.
Erik el Belga, a la derecha, enseña junto al alcalde de Cúllar, José Miguel Martínez, La diva, inspirado en Klimt.FRANCISCO BONILLA

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_