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Reportaje:

La condena del sexto delantero

Iván Rosado y el entrenador de Osasuna protagonizan un pertinaz pulso en vísperas del arranque liguero

Iván Rosado sólo encuentra consuelo en la afición de Osasuna. El futbolista onubense ha pasado de estrella a ídolo caído tras una temporada. la pasada, en la que no dispuesto apenas de oportunidades para demostrar la clase que atesora. Desde el 27 de septiembre de 2003, en un partido contra el Deportivo de La Coruña, no ha marcado ningún gol en encuentro oficial con la camiseta rojilla, con la que sólo disputó 564 minutos en la última temporada. Ha sido un calvario de once meses para este delantero rematador, que en su primera temporada con el club navarro logró 14 tantos, marca difícil de batir para los integrantes de un equipo que tiene relaciones difíciles con el gol.

Ahora, tras una pretemporada en la que ha llegado a calificar su relación con el entrenador Javier Aguirre como de "trato inhumano", la directiva osasunista sigue buscándole una salida en el mercado de fichajes de última hora, con el objeto de repescarle si se produce un cambio de técnico. Y es que a Iván Rosado se le quiere en Pamplona por su garra, su infatigable lucha y su espíritu ganador.

Tras cuatro ligas con el número 9 a sus espaldas, lo ha tenido que ceder a Milosevic

El delantero es el primero que llega a los entrenamientos y nunca escatima esfuerzos a la hora de bregar en un terreno de juego. Tampoco sabe asimilar las derrotas, y mucho menos se resigna a la suplencia. Este espíritu indómito le ha hecho chocar con las disposiciones de un entrenador al que le gusta llevar las riendas del vestuario y que no se cuestionen ninguna de sus decisiones.

El técnico mexicano ya le ha colgado el cartel de sexto delantero de la plantilla, lo que, en un equipo que suele actuar con un solo punta, significa la condena al ostracismo. Y para un jugador de 30 años, esto sólo tiene una lectura: el epitafio de su trayectoria. Además, la llegada de Milosevic ha dado una nueva vuelta de tuerca simbólica a su situación. Tras cuatro temporadas con el número 9 a sus espaldas, Rosado se ha visto obligado a prescindir contra su voluntad de su dorsal favorito y vestirse el 4, más propio de un central que de un goleador. Otra vejación que sumar a su larga lista de agravios.

Pese al empeño del futbolista en quedarse, el club sigue tratando de convencerle de que se vaya fuera una temporada y demuestre su valía en otros estadios. La directiva está dispuesta incluso a exprimir las exhaustas arcas de Osasuna con el objeto de pagar al club receptor la diferencia económica de contratos y que así Rosado no pierda dinero en ningún caso, incluso que gane algo más con el cambio. Pero la respuesta del jugador a la oferta es siempre negativa.

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El onubense se ampara en unas declaraciones de Aguirre en las que le calificó de "intransferible" y "un miembro más de la plantilla", aunque, a la vista de las oportunidades recibidas, las palabras suenan más a música para calmar a las fieras que a una realidad tangible.

"Conozco mis posibilidades y sé que puedo jugar. Si no lo pensase, sería el primero en hacer las maletas y buscar otro equipo", recalca Rosado. Tampoco las estadísticas desmienten al delantero, Sólo Aloisi, con seis goles pero muchos más minutos de juego, supera la media del onubense. Ni Bakayoko, descartado este año, ni Webó ni Chengue Morales han estado a la altura goleadora requerida, mientras el de Huelva observaba los partidos o bien desde la grada o desde el banquillo, sin salir siquiera a calentar.

En la presentación del conjunto para esta temporada, celebrada el pasado domingo, el pequeño delantero fue, junto a Milosevic, el más ovacionado del plantel. Mientras, el cuerpo técnico decidió presentarse en pleno, sin nombres para evitar previsibles escándalos, aunque los aficionados no se lo pensaron y decidieron obsequiar este gesto con una estruendosa sonata de pitos.

El pulso entre delantero y entrenador continúa y, con las vías de diálogo cerradas, sólo la salida de uno u otro pueden variar el panorama de una plantilla muy poco acostumbrada a airear los escándalos de vestuario. El debut es hoy contra el Athletic de Bilbao (19.30), el mismo equipo que cerró la pasada temporada el estadio de El Sadar, y las circunstancias podrían obligar a Aguirre a contar con Rosado. Las ausencias de Valdo, Aloisi y Morales, por acumulación de tarjetas y las sanciones genradas tras el combate de boxeo contra el Sevilla durante la pasada Liga, dejan la delantera a Milosevic y Webó y, en la recámara, sólo queda él. Si consigue entrar en la convocatoria, puede ser la última oportunidad del sexto delantero para reengancharse a la dinámica del club con el único arma que realmente maneja, el gol.

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