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Crónica:Atenas 2004 | GIMNASIA: EVOLUCIÓN POSITIVA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Más historia, pero sin encanto

Elena Gómez, 8ª, logra la mejor clasificación española en el concurso individual, ganado por Patterson

Atenas

Elena Gómez logró la mejor clasificación española femenina en la gimnasia olímpica, como Rafael Martínez la mejor masculina el día anterior, pero sin el mismo encanto. No acabó de salir del pozo en el que se metió el primer día de la competición por equipos y del que se escapó algo en la final posterior, en la que España repitió su quinto puesto de Sidney 2000. La menorquina, quinta en los Mundiales de Anaheim 2003 y los recientes Europeos de Ámsterdam, fue octava. Mejoró así los novenos puestos de Sonia Fraguas en Barcelona 92 y Esther Moya en Sidney, donde ésta también rozó el bronce en el suelo y el salto con dos magníficos cuartos puestos. El oro volvió a ser estadounidense: para Carly Patterson, que se recuperó de una mala nota inicial en el salto, y venció en un mano a mano a la rusa Svetlana Jorkina en su despedida, con la china Zhang de espectadora de bronce.

Elena, avalada por los magníficos puestos conseguidos en la élite desde hace dos años, quedó marcada el jueves al no entrar en la final del suelo, aparato en el que fue campeona mundial en 2002, su salto a la fama, y tercera en 2003. Por ello no fue una sorpresa que ayer salvara a duras penas el primer aparato, el que le va peor, la barra de equilibrios. Sufrió tres desajustes, dos al quedarse en la posición de cara al lateral y en uno a punto estuvo de caerse. Al menos, sacó un 9,162, no tan malo como el que la lastró en los Europeos. Pero una puntuación así en unos Juegos, con estadounidenses y chinas en liza, equivalía a una nota peor. Ya lo era porque suponía también el peaje de empezar 18ª. Los jueces, la eterna canción, siempre tiran para abajo si no estás en las rotaciones de las mejores.

Al menos, subió al puesto 16º y pasó el trago. Pero siempre faltaba el encanto. En el suelo, en Atenas maldito, se comprobó. Otro fallo, al salirse del tapiz en la segunda de las tres diagonales, volvió a empañar el ejercicio con música flamenca que ha preparado durísimamente. El lastre la dejó en un 9,462, que, eso sí, le permitía subir muchos puestos, hasta el noveno, igualando así la mejor clasificación femenina española de la historia y metiéndose ya entre las diez primeras, aunque acercarse al quinto o el sexto, su objetivo, parecía complicado. El salto lo confirmó. Con uno mucho más simple que el de sus rivales, aun sin fallarlo, se quedó en 9,150. Quedaban las paralelas asimétricas para mejorar, pero tenían que fallar demasiado las mejores. Y apenas fallaron. Sólo la otra estadounidense, Kupets. Elena, sin embargo, estuvo muy segura en su último aparato, algo que le faltó quizá demasiado en los días previos y con su 9,525 pudo auparse al octavo lugar.

La competición empezó marcada por la ausencia de una de las pequeñas rumanas, Oana Ban, tercera en la calificación. Ya tenía entonces el tobillo derecho vendado y el técnico Octavian Bellu decidió reservarla para la final del suelo, el domingo, si es que se recupera. "Tenemos esperanzas de que esté mejor y que haga en ese aparato una mejor competición", dijo. Lo curioso es que, si no lo hiciera, entraría la primera reserva, la estadounidense Carly Patterson, la más completa el jueves y que ayer también fue de menos a más, como su compatriota y líder masculino, Paul Hamm. Pero lo interesante es que la siguiente reserva es Elena. Si hubiera alguna otra baja, sería una carambola de regalo para la desafortunada española, también maltratada por los jueces.

Patterson se salió de las líneas del salto y se quedó en 9,373. Jorkina le sacó ya casi una décima, 9,462. En las asimétricas, el aparato en el que Jorkina es imbatible, la estadounidense no pudo acortar distancias, pero mejoró, con 9,575 frente a los tremendos 9,725 de la rusa. Pero se puso ya por delante en la barra, en la que impuso ya su modernidad con tres décimas de mejor nota: 9,725 frente a 9,462. Todo se decidía en el suelo, pero ya parecía claro el triunfo de Patterson, mucho más potente que la delgadísima y alta Jorkina y capaz de clavar las diagonales a pies juntos. Con 9,712 por 9,562, se llevó el oro por más de una décima.

Elena Gómez, en uno de sus ejercicios.
Elena Gómez, en uno de sus ejercicios.EFE

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