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Reportaje:Atenas 2004 | Conmoción en Grecia

Kenteris, bajo sospecha y herido

El atleta griego y su compatriota Thanou sufren un accidente de moto poco después de ser citados por el COI, que amenaza con expulsarles por no pasar un control antidopaje

Carlos Arribas

A pocas horas del inicio de los Juegos un terremoto sacudió ayer de punta a punta al país anfitrión. Costas Kenteris, campeón olímpico de los 200 metros, y Ekaterina Thánou, subcampeona de 100, supuestamente burlaron un control antidopaje. No quedó ahí la cosa. Cuando decenas de periodistas se agolpaban a las puertas del edificio del Comité Olímpico griego, se dio la voz de alarma: Kenteris y Thánou habían sufrido un accidente de moto y se encontraban en el hospital, según un portavoz del comité.

Kenteris, el ídolo griego, se tomó ayer un pequeño respiro en el juego del escondite que había estado practicando en las últimas semanas con las autoridades de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y de la federación internacional y se presentó en la Villa Olímpica junto a su compañera de entrenamientos y andanzas Ekaterina Thánou. Sin embargo, una vez en territorio griego, ambos decidieron que las aventuras que habían emprendido en Tel Aviv, Roma, Ciudad de México y Chicago no eran suficientes e intentaron burlar a los inspectores antidopaje que acudieron a las 16.30 a someterles a un control. Finalmente, varias horas después del primer intento, ambos atletas accedieron a la toma de muestras de orina.

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La comisión médica del Comité Olímpico Internacional, presidida por el sueco Arne Ljunqvist, se reunió anoche para estudiar el asunto y, finalmente, el COI difundió un comunicado en el que se apuntaba que ambos atletas pasarían hoy por la mañana a declarar sobre las causas de su espantada. Fuentes bien informadas del caso no descartaban ayer que ambos fueran excluidos de los Juegos -negarse a pasar un control es considerado como un positivo y, por ejemplo, el futbolista del Manchester United Ferdinand purga una sanción por tal motivo-, si sus explicaciones no resultan convincentes. Según la prensa ateniense, Kenteris era el máximo favorito para efectuar hoy el último relevo de la antorcha.

Según los expertos, Kenteris y Thánou son unos maestros en el arte del despiste, y saben que tres no shows -terminología del antidopaje para señalar la conducta de quien dice que está entrenándose en un sitio y luego no está- en 18 meses equivalen a un positivo. También saben alargar los plazos, buscar excusas para no competir en las reuniones normales y entrenarse en secreto durante el tiempo en que supuestamente recurren a los anabolizantes para mejorar sus prestaciones y rendimientos. Pero finalmente, y tras muchas denuncias de lo que se consideraba una conducta escandalosa, la federación internacional (IAAF), que es quien entrega la lista de controlables a la AMA, los incluyó en la lista, según explicaba José María Odriozola, presidente de la federación española y miembro del ejecutivo de la IAAF. "A Kenteris y a la turca Sureyya Ayhan los tuve que incluir yo personalmente en la lista", dice Odriozola, "porque como no figuraban entre los primeros del ránking, pues entre Juegos y Mundiales no compiten, ni se les ocurría controlarlos". Este año el velocista de Rodas, que se retiró sospechosamente del Mundial de París en 2003 alegando una lesión, ya había generado una fuerte polémica con su federación cuando en marzo decidió marcharse a entrenar a Qatar.

Kenteris siempre ha sido un atleta bajo sospecha. Comenzó en las pruebas de 400, con marcas muy discretas, hasta que en Sidney dejó boquiabierto al mundo. Inopinadamente ganó la final de 200 -beneficiado, en cierto modo, por la decisión de Michael Johnson de pasarse a los 400-. Kenteris tenía 27 años y era un desconocido. Llegó a los Juegos australianos con una mejor marca de 20,50s, lo que no le auguraba siquiera pasar de los cuartos. Hacía 20 años que un europeo de raza blanca no vencía en una gran prueba de velocidad, bien en unos Juegos o en unos Campeonatos del Mundo.

Kenteris, al igual que Thánou, vive bajo la tutela de un multimillonario griego, Christos Tzekos, un empresario de productos parafarmacéuticos, que dirige a un pequeño grupo de atletas al margen de la federación griega. Sus velocistas llevan una vida nómada y apenas compiten fuera de Grecia. A veces ni siquiera en casa. En 2003 se negaron a última hora a participar en un mitin ateniense. Se apuntó entonces que habían sido avisados de que habría un control antidopaje.

Kenteris celebra su triunfo en la final de los 200 metros del Europeo de Múnich, en 2002.
Kenteris celebra su triunfo en la final de los 200 metros del Europeo de Múnich, en 2002.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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