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Reportaje:LA INVESTIGACIÓN DEL 11-M

Doce terroristas en los trenes de la muerte

La investigación judicial y policial identifica a nueve de los supuestos autores materiales del atentado y el perfil genético de otros tres

Anuar Asrih Rifaat, nacido el 16 de diciembre de 1980 en Tetuán (Marruecos), se subió entre las 7.00 y las 7.15 del pasado 11 de marzo a uno de los cuatro trenes de cercanías que partió de la estación de Alcalá de Henares con destino a Madrid. Había llegado al lugar en una furgoneta robada marca Renault Kangoo que aparcó a unos metros de la estación. Asrih cargó con una pesada bolsa de deportes donde guardaba una bomba programada para explotar a las 7.40 y buscó un vagón para un viaje corto. El tren arrancó y fue cubriendo el recorrido: Torrejón, San Fernando, Coslada... Cuando llegó a Vicálvaro, cinco estaciones después de Alcalá de Henares, Asrih Rifaat se apeó dejando en el tren, que siguió su camino, los 12 kilos de dinamita. En la siguiente estación, Santa Eugenia, explotó el último de los trenes de la muerte el 11 de marzo pasado.

Cinco de los autores están en la cárcel, y dos, conocidos por sus huellas, están huidos
Tres de los autores, de los que uno no ha podido ser identificado, se suicidaron en Leganés

El marroquí, de 23 años, que había dejado la bomba en el tren, salió precipitadamente de la estación de Vicálvaro y, ya en la calle, se desprendió de unos guantes y una bufanda negros, que tiró a una papelera situada junto a un edificio en construcción, y de una sudadera negra, que abandonó junto a una caseta de obras. Una testigo alertó a la Guardia Civil a las doce de la mañana de aquel 11 de marzo sobre el individuo sospechoso que había visto a las 7.45 por la zona quitándose algunas prendas. Los agentes del Instituto Armado recuperaron los guantes, la bufanda y la sudadera y el laboratorio se encargó de sacar un perfil genético que condujo directamente a Asrih Rifaat. Pero a esa conclusión llegaron el pasado 31 de mayo, cuando ya era tarde. Hacía 58 días que Ashri Rifaat estaba muerto.

El 2 de abril de 2004, tres semanas después del atentado de los trenes, Asrih manipuló otra bomba parecida a la que dejó en el vagón antes de apearse en Vicálvaro. Los terroristas colocaron el artefacto junto a las vías del trazado ferroviario de Alta Velocidad Madrid-Sevilla a la altura del municipio toledano de Mocejón. Pero no les dio tiempo de montar todo el dispositivo y, por razones desconocidas, huyeron del lugar con la bomba a los pies de la vía pero inactiva.

Un día después, 3 de abril de 2004, Asrih se escondió junto a otros compañeros en un piso de la calle Carmen Martín Gaite de Leganés, donde había almacenada suficiente dinamita como para continuar un tiempo con el mal sueño de los atentados indiscriminados. La policía localizó a los islamistas radicales, los acorralaron y la operación acabó con un estruendo de dinamita que mató a siete suicidas y a un geo que se encontraba en las proximidades del piso ocupado por los terroristas.

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Esta reconstrucción de los pasos de uno de los terroristas del 11-M está basada en la investigación judicial y policial, posible gracias a las huellas que Asrih dejó en la furgoneta de Alcalá de Henares, en las prendas que abandonó en Vicálvaro, en el explosivo que colocó en la vía del AVE y, sobre todo, por el análisis de su cuerpo destrozado por la explosión de Leganés.

En base a este tipo de pruebas, el juez Juan del Olmo, que recibió la semana pasada el último informe sobre las huellas de tres individuos encontradas en un turismo Skoda Fabia que los terroristas abandonaron junto a la furgoneta aparcada frente a la estacion de Alcalá, ya ha reunido una lista de 12 supuestos autores materiales del atentado.

Los doce terroristas de los trenes de la muerte (aunque participaron algunos más en la compra del explosivo y en la fabricación de las bombas) han sido identificados (en cinco de los casos) por personas que viajaron en los trenes destrozados por las explosiones o por las huellas que dejaron en los dos vehículos utilizados para cargar con las bolsas donde se guardaron los artefactos explosivos (en otros siete casos).

De los doce supuestos autores materiales del atentado (véase gráfico), cinco se encuentran en la cárcel. Son Basel Ghayoun, Fouad El Morabit, Abderrahim Zbakh, Jamal Zougam y Faisal Allouch. Todos han sido identificados por testigos que viajaban en los vagones de los cuatro trenes. Entre el 13 de marzo, dos días después de la matanza, y el 24 de marzo. Ninguno de estos cinco pudo participar en el intento de atentado en las vías del AVE Madrid-Sevilla.

De estos cinco detenidos, la policía atribuye un papel principal en la trama a Jamal Zougam, dueño de un locutorio del barrio de Lavapiés (Madrid) que compró en la tienda de dos indios las tarjetas de los teléfonos móviles que se utilizaron en los atentados. A Zougam le investigaba el juez Baltasar Garzón en relación con la célula de Al Qaeda desarticulada en noviembre de 2001 en España dirigida por Abu Dahdah y también le seguían los pasos tras el atentado de Casablanca perpetrado en mayo de 2003.

Otros dos de los terroristas cuyas huellas han sido halladas en los vehículos utilizados por los islamistas el día del atentado en la estación de Alcalá están huidos. Se trata del argelino Daoud Uohnane (cuyo perfil genético fue extraído de una prenda encontrada en la furgoneta Renault Kangoo) y el marroquí Mohamed Afalah, que dejó su huella en el Skoda Fabia. Afalah apoyó a la célula de Leganés facilitándoles el dinero para alquilar el piso y apoyándoles en sus actividades, según la investigación. Huyó precipitadamente el mismo 3 de abril cuando siete terroristas se suicidaron al verse acorralados.

Tres terroristas que dejaron su rastro en la furgoneta de Alcalá murieron el 3 de abril en Leganés. Uno de ellos, todavía no ha sido identificado; los otros dos son Anuar Asrih Rifaat y Abdennabi Kounjaa, Abdalah.

Hay otras dos huellas halladas en el Skoda Fabia que la policía no ha podido atribuir a ningún sospechoso.

Junto a éstos, que dejaron su rastro en el entorno de la estación de Alcalá de Henares, de donde partieron los cuatro trenes cargados con 12 bombas asesinas, en el atentado de Madrid participaron al menos otra decena de personas que se encargaron de planificar el atentado, reclutar a los ejecutores, lograr los explosivos y fabricar las bombas.

La tesis policial sobre la planificación, preparación y ejecución del 11-M, redactada en un informe que obra en poder del juez Juan del Olmo, señala que los ideólogos del atentado pudieron ser Serhane Ben Abdelmajid, El Tunecino -fallecido en el piso de Leganés- y Mohamed Rabei Osman, El Egipcio -detenido por la policía italiana tras una conversación telefónica en la que se atribuía el diseño de la matanza de Madrid. Ambos, apoyados en grupos de radicales islamistas residentes en España, como el que dirigía Jamal Zougam en Lavapiés, y en otros islamistas vinculados a la delincuencia común, como la familia y amigos de Jamal Ahmidan, El Chino, convertidos al islam radical en las cárceles y con contactos para conseguir dinamita y detonadores.

El trabajo en común de este grupo heterogéneo de personas concluyó con el mayor atentado sufrido por España en toda su historia. Sus autores lo justificaron así: "Nos hacemos responsables del ataque acontecido en Madrid, y ello tras dos años y medio de las benditas conquistas de Nueva York y Washington en respuesta a su alineamiento con organizaciones terroristas mundiales y aquellos de las organizaciones de Bush y de sus seguidores que mataron a nuestros niños y mujeres y los dejaron sin hogar en Irak y Afganistán".

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