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Reportaje:PUERTOS CON ENCANTO | Verano 2004

El último puerto de Oriente

La tradición pesquera de La Caleta de Vélez atrapa a los visitantes

Cuando se conjugan las palabras puerto y Costa del Sol instintivamente se piensa en Banús, las grandes firmas de ropa, veleros que quitan el hipo y coches de lujo. Pero existen otros puertos, olvidados en las guías turísticas, cuyo encanto se encuentra precisamente en representar todo lo contrario. La tradición y la modernidad se unen en la Caleta de Vélez (Málaga), el único abrigo para barcos deportivos de la costa oriental andaluza, lo que debería otorgarle cierta categoría. Hasta ahora, el recinto ha sabido envejecer sin ocupar con buques de ocio el lugar que corresponde a las redes de pesca. No podía ser de otro modo: La Caleta es el mayor puerto pesquero de la provincia.

Contrastan los veleros con las naves de arrastre, cerco o marisqueras, las principales modalidades de pesca en la zona. A diferencia de otros puertos, en éste el acceso a las embarcaciones deportivas está reservado sólo a los propietarios. Sin embargo, la zona de pescadores es una explanada abierta de unos 4.700 metros cuadrados. Los rederos tejen sus artes todos los días. "Es como un piano, se desafinan y hay que afinarlas", afirma Francisco Gombau, un valenciano que lleva 41 años dedicado a coser estas telas de araña. La labor de los tejedores y reparadores de redes suele confundirse con la del pescador. "Siempre hay quien pasa y nos pregunta como ha ido la pesca", señala el redero resignado.

Tradición

La Caleta es un espacio más práctico que efectista. En eso reside su interés. Sus instalaciones dan empleo a medio millar de pescadores. "Aquí hay bastante tradición y los trabajadores son muy profesionales, saben tratar bien el pescado y eso le da un valor añadido a la mercancía", afirma José Luis Gámez, encargado del puerto. La maestría es inversamente proporcional a la suerte que corren los peces. Las especies más comunes de la zona son el boquerón, la sardina, el jurel y el pulpo. Para proteger la supervivencia de las especies, en mayo se hizo un paro biológico y en octubre se hará otro.

Hace ya muchos años que los barcos no salen a faenar desde la playa. La construcción de la Caleta se inició en la década de los setenta sobre la base de un pequeño espigón levantado entre 1935 y 1937. En los noventa, la zona deportiva se consolidó debido a una gran demanda de puntos de atraque. Así hasta llegar a una superficie total de 228.045 metros cuadrados. Sin embargo, la oferta no ha sido suficiente. Algo tendrá el puerto cuando, a pesar de tener espacio para 273 barcos, tiene una lista de espera que ronda las 400 solicitudes. Para Gámez, "la característica principal de la Caleta es la tranquilidad". En su opinión, muchos aficionados a la navegación prefieren tener sus embarcaciones en lugares alejados del bullicio.

La nacionalidad de los marinos se reparte al 50% entre españoles y extranjeros, especialmente alemanes. Los precios de atraque oscilan entre los 3,28 euros y los 20,15 euros al día. Dependen de las dimensiones del barco y de si es temporada baja o alta. El puerto tiene prevista una ampliación que incluirá un paseo peatonal y una zona de locales en función de la demanda.

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