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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

AVE de vía lenta

El tren ha vuelto a ser pasto de los humoristas a cuenta de la inacabada línea del AVE entre Madrid, Barcelona y la frontera francesa. El Gobierno de Aznar se comprometió a que estuviera lista en 2004. La realidad revela un desastre sin paliativos. Hoy, a mitad de 2004, sólo están en uso los 481 kilómetros que unen Madrid-Zaragoza-Lleida, sobre un trazado final de 855 kilómetros. El proyecto señero de Álvarez-Cascos y la infraestructura más publicitada por el PP se ha convertido en un fiasco que lastra gravemente la economía. Es el envés del AVE Madrid-Sevilla, que tanta ironía inicial suscitó, pero se construyó en tiempo récord, arroja excelentes resultados de explotación y constituye un factor clave de la modernización andaluza.

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A las puertas de Barcelona, el AVE ni siquiera goza de un trazado decidido. La voluntad de empresarios y usuarios catalanes de que el nuevo tren colocase la estación en el mismo aeropuerto fue olímpicamente desoída por Álvarez-Cascos, aplaudido por Jordi Pujol. Y ahí empezó un peregrinaje mal cerrado con un pacto de mínimos que ya ha saltado por los aires. El Gobierno que preside Pasqual Maragall ha pedido la revisión de un proyecto que considera lesivo para los intereses de la economía catalana.

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Y es que, al final, el meollo es ése. Los empresarios catalanes confiaban en el tren porque, en paralelo, llegaban las vías de ancho europeo que daban salida a las mercancías hacia el norte desde los puertos de Tarragona y Barcelona y abrían a este último la posibilidad de competir con los de Marsella y Génova por convertirse en la puerta sur de Europa. Algo imposible mientras sean necesarias 22 horas para cubrir los apenas 200 kilómetros que separan Barcelona de Perpiñán, debido a la necesidad de cambiar de tren en Portbou.

Maragall ha resumido cáusticamente la opinión general sobre esta obra: "Una tomadura de pelo", en la que "el suelo se hunde, el tren no alcanza la velocidad prevista y las estaciones no están donde los pasajeros las necesitan". Y es que Álvarez-Cascos anunció que el tren alcanzaría los 350 kilómetros por hora y sería el más rápido de Europa. La ministra Magdalena Álvarez sugiere que irá apenas a 220.

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