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Columna
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Lorca en Nueva York

Se acaba de presentar en Nueva York la primera edición del Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada, Federico García Lorca, de nombre por cierto algo farragoso. Creado por el Ayuntamiento granadino y dotado con 50.000 euros, le corresponderá cada año a un poeta de habla española.

Se ha generado la inevitable polémica en torno al lugar de presentación del galardón, donde la resonancia mediática ha sido -y ello debió de haber sido previsible- mínima. En realidad no acudieron al acto del Waldorf Astoria las grandes figuras de la cultura neoyorquina (pese a algunos reportajes que han hablado de la presencia allí de "la flor y nata"). Aunque en España parece existir la convicción de que todos los norteamericanos de cierto nivel intelectual han leído Poeta en Nueva York, difícilmente puede ser así (si los poemas son complejos o indescifrables para muchos españoles, se puede imaginar cómo resultan traducidos al inglés). ¿No habría sido más sensato lanzar el premio, con cobertura masiva garantizada, en Buenos Aires, donde el autor de Bodas de sangre obtuviera en 1933-34 sus mayores triunfos? Pero no seamos miserables: hay que elogiar la iniciativa de asociar el nombre de Lorca y de Granada a un galardón poético de envergadura, y en el futuro se podrá hacer su promoción en la América de Rubén.

Otra cosa son las declaraciones al respecto de José Torres Hurtado, el alcalde granadino. A este diario, por ejemplo, ha dicho, con bastante ramplonería: "Todo lo que sea proyectar la ciudad de Granada en torno a la figura de Lorca me parece una idea buena porque Granada vende muy bien y Federico vende todavía mejor". Por Dios. Y en La Opinión de Granada, tras expresar su creencia de que "no hay poetas de izquierdas ni de derechas, hay poetas buenos y malos", se ha alineado con la conocida postura al respecto de su ex presidente: "Aznar es uno de los hombres que más sabe de poesía. Un poema es bonito o no, te gusta o no. ¿Ideología? Hombre, se pueden decir cosas importantes en un poema pero lo está diciendo el corazón o la mente de un poeta que en ese momento está expresando sus sentimientos, nada más".

Torres Hurtado está en su derecho al creer que los sentimientos de un poeta no tienen nada que ver con sus ideas, políticas u otras. Pero se pasa al declarar, en el mismo diario, que la izquierda de Granada "ha utilizado mucho a Lorca pero ha hecho muy poco por él" y que "las dos cosas que hay en Granada de Lorca son gracias al Partido Popular: la Huerta de San Vicente y el Centro que se va a hacer". Fue un Ayuntamiento socialista el que compró la Huerta de San Vicente a la familia del poeta, y la Diputación de Granada, también socialista, ha hecho de la Casa-Museo de Fuente Vaqueros, sabiamente dirigida por Juan de Loxa, uno de los lugares más amados y visitados de toda Andalucía. También habría que recordarle una vez más al alcalde que en su ciudad se yergue todavía, en lugar destacado, un monumento al fundador de la Falange, es decir, a uno de los principales responsables de la mentalidad que mató a Lorca por rojo, maricón y enemigo de los "valores tradicionales". Un respeto.

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