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Reportaje:

La lucha por el poder en el PSN

El sector crítico del socialismo navarro postula al 'número dos' del partido como alternativa a Lizarbe

Sectores del PSN han propuesto al senador Carlos Chivite, secretario de Organización de los socialistas navarros, que dispute el liderazgo del partido a su secretario general, Juan José Lizarbe, en el octavo congreso, que se celebrará el 17 y 18 de julio. Chivite medita si se presenta mientras Lizarbe aspira a revalidar su liderazgo para "echar a la derecha del Gobierno" en las autonómicas de 2007.

La acusación de Lizarbe de que ciertos sectores de su partido quieren "derechizarlo" y "españolizarlo" causó sorpresa por su contundencia. Pero esos términos fueron sacados de uno de los borradores de trabajo confeccionados por los sectores disconformes con la línea de nítida oposición a UPN trazada en los últimos años por el secretario general y su ejecutiva.

Los dos sectores dicen que controlarán la mayoría de los 202 delegados del congreso

El heterogéneo grupo que ha coordinado su rechazo a Lizarbe invitó a Chivite a una reunión el día 13 en Villafranca. El senador acudió y escuchó a sus compañeros, entre ellos algunos alcaldes de localidades del valle del Ebro, ex consejeros socialistas y cuatro de los once miembros del grupo parlamentario del PSN, pero no desveló si será el candidato alternativo a la secretaría general. "Como secretario de Organización estoy volcado en la preparación de la campaña de elecciones europeas y hasta pasada esa fecha no adoptaré una decisión", ha dicho a EL PAÍS.

Lizarbe, un abogado procedente de UGT, fue elegido secretario general del PSN en diciembre de 1997 con el 67% de los votos. Encontró un partido roto por los escándalos de corrupción que obligaron a dimitir de forma consecutiva como presidentes regionales a Gabriel Urralburu y Javier Otano, ambos secretarios generales del PSN. En noviembre de 2000, fue reelegido con un apoyo similar.

Los sectores opuestos a su gestión suman desde entonces casi un 30% del Comité Regional, en el que Lizarbe ha tenido una cómoda mayoría para asentar una política de riguroso control parlamentario al Gobierno de UPN.

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No obstante, Lizarbe no ha sacado al socialismo navarro del papel de oposición en que quedó sumido la pasada década y UPN sigue gozando de un apoyo electoral muy superior, aunque todas las fuentes consultadas afirman que "ha tocado techo".

Los sectores disconformes con la actual dirección son variados, pero prevalece en ellos la idea de que un entendimiento con UPN debe superar los meros pactos de estabilidad institucional y propiciar acuerdos en política presupuestaria y fiscal, salud y educación o urbanismo y vivienda. Sólo el pacto de gobierno con CDN ha permitido al presidente navarro, Miguel Sanz, sacar adelante los presupuestos en los últimos años.

"El partido está mucho más unido en lo ideológico de lo que parece", afirma Lizarbe. "Lo que ocurre es que hay sustanciales diferencias en la estrategia a seguir respecto a UPN", añade.

El líder socialista dice estar pagando el costo de haberse "cargado" un modelo de simple alternancia "que era un vestigio del pasado", favorecía a la derecha y mantenía al socialismo en una "oposición domesticada". Asegura que está sustituyéndolo por una estrategia de "profundización democrática" que "mientras no dé resultados electorales va a ser muy dura".

Aunque muchos de los críticos consultados declinaron pronunciarse, entre sus simpatizantes abundan ex cargos públicos, alcaldes del valle del Ebro a los que UPN ha castigado restándoles financiación pública y un nutrido grupo de dirigentes de UGT, sindicato que mantiene amplios acuerdos de colaboración con el Gobierno foral. Con la candidatura de Chivite, persona que suscita amplios consensos, aspiran a fraccionar el bloque mayoritario que ha respaldado a Lizarbe y reorientar al PSN a nuevos pactos presupuestarios. Si Lizarbe aboga por un "entendimiento" con el nacionalismo vasco democrático, sus críticos rechazan cualquier marco de relación política con ese 20% del Parlamento foral.

Ambas partes aseguran que controlarán la mayoría de los 202 delegados que asistirán al congreso. Lizarbe aseguró públicamente que tiene el apoyo de la Ejecutiva federal para su reelección. De momento, sus afines han copado los 39 delegados de la mayor agrupación del PSN, la de Pamplona. Los críticos han logrado abundantes delegados en el sur de la región y la merindad de Estella.

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