Reforzar la ONU

Tiene razón el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en convocar a todos los asistentes a la III Cumbre UE-América Latina y el Caribe a una iniciativa para volver a situar a la Organización de las Naciones Unidas en el protagonismo central de las relaciones internacionales. La rampante inseguridad mundial y el fracaso de la actuación unilateral de Estados Unidos hace más urgente que nunca una movilización general de las democracias para erigir una defensa común y global que sólo la ONU puede auspiciar.

Una actuación coordinada del subcontinente latinoamericano, de los países centroamericanos y la nueva UE ampliada puede ser decisiva para una organización a la que apelan incluso quienes más la han despreciado en fechas recientes. Los dos pasados años en especial han demostrado que el concepto del mundo unipolar con una potencia masivamente hegemónica o con la pretensión de serlo supone una aventura de ingentes riesgos y ninguna conquista en libertad o bienestar.

A la reunión de Guadalajara (México) entre la UE y Latinoamérica asistieron nada menos que representantes de 58 países y más de mil millones de habitantes. Su agenda era por necesidad muy larga y abarcó desde dicha reforma de la ONU hasta el narcotráfico y la delincuencia organizada, pasando por el levantamiento de barreras comerciales, el desarrollo sostenible, la lucha contra la corrupción y el medio ambiente. Europa y Latinoamérica tienen hoy una comunión de lenguaje y principios que muchos echan en falta en el tradicional diálogo transatlántico entre el Viejo Continente y Estados Unidos. Este diálogo debe restablecerse cuanto antes, pasando la página de las últimas tensiones, los recelos y las fobias. Y los europeos han de ser también conscientes, como los latinoamericanos, de que las relaciones con Washington han de regularizarse por el bien y la seguridad de todos, sea cual sea el resultado de las elecciones presidenciales norteamericanas y a pesar de las evidentes dificultades.

Pero la propuesta de coordinación internacional entre la UE y Latinoamérica no debiera entenderse como alianza contra nadie, sino esfuerzo común por encontrar una voluntad común dentro de la ONU ante los desafíos y amenazas que se ciernen sobre todos nosotros. Son de lamentar las ausencias de Tony Blair y Silvio Berlusconi, primeros ministros del Reino Unido e Italia, los principales aliados de la actual Administración de EE UU en Europa. Es ya una anécdota, en cambio, la ausencia de Fidel Castro, cuando se cumple un año de la ignominiosa condena a 75 disidentes, con el poeta Raúl Rivero a la cabeza. En todo caso, la iniciativa expuesta por el presidente del Gobierno español tiene mucho sentido. Juntos y coordinados en la ONU y abiertos al diálogo con todos quizás sea posible evitar nuevos y graves errores que han emergido de la ficción de la omnipotencia unipolar.