Una hora de guerra submarina
Xenia López, bronce en los 5 km. de aguas abiertas tras eludir los golpes característicos de la prueba
Eclipsada, como el resto de los españoles, por la estrella de David Meca, Xenia López (Cerdanyola del Vallès, Barcelona; 1980), una habitual del pelotón de las aguas abiertas, se coló ayer en el podio de los 5 kilómetros con una marca de 59m 16,3s.
"Me veía la tercera y me decía 'venga, a por la medalla", confiesa Xenia, que llevaba años tras su primer metal. "Llevo cinco Europeos y en todos me había quedado a las puertas", añade, empapada, con sus 50 kilos, responsables de que destaque por su técnica y no por su fuerza desafiando la temperatura ambiente.
Una atmósfera que no impidió que se celebrasen las dos primeras pruebas en el embalse de San Juan después de que el sol se sacudiera las nubes y alumbrara tanto sus aguas que el termómetro de la LEN, el único oficial, marcase 16º, dos por encima del límite mínimo para que los nadadores se embuchen en sus trajes de neopreno. Unos ropajes aprobados por primera vez y que, aparte de disimular el frío, cuentan con otras ventajas. "Favorecen a quienes tenemos mejor técnica porque flotas más y te deslizas más rápido", asevera la catalana.
La picaresca y una excelente lectura de la carrera también fueron decisivas en su proeza. "Todas se han despistado de dirección al principio menos yo. Por eso me he puesto la primera y por eso he quedado entre las tres primeras". Un puesto que libró a la española de los golpes que, a modo de tácticas de guerra de guerrillas submarinas, proliferan en las aguas abiertas. "Por eso no llevamos pendientes y sí uñas cortas. Para evitar historias...".
Así, liberada, sin forzar y muy cómoda, Xenia tiró de su técnica hasta que, antes de la última boya, dio paso libre a dos alemanas y una italiana enrabietadas. La épica se aliaba con la estrategia. "Tenía que coger el giro por la parte interna y, una vez en el sprint, a sacar los pies y que no te cojan", explica el seleccionador, Eugeni Ballarin.
Y Xenia, hospitalizada al pillarse una hipotermia al nadar en bañador en Berlín 2002 a 16 grados y octava en su mejor Europeo hasta entonces, se vio la tercera. Un momento de gloria que aprovechó para reivindicar al bloque nacional: "Aparte de David Meca, los demás también luchamos y ahí estamos, en las posiciones altas".
El mencionado, uno de los favoritos en los 10 km, salía cabizbajo por su décimo puesto. Se excusó en las marrullerías de algunos contrincantes. "Hasta me han quitado las gafas".
Gajes del oficio para Ballarin: "Si no estás un poco vivo, te llevas más de un golpe...". Xenia triunfó porque los evitó.
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