Crece la presión para que el Fórum revise la política de precios del recinto

Los precios de inscripción de algunos debates, la imposibilidad de entrar y salir del recinto el mismo día y la prohibición de entrar refrescos y bocadillos se están convirtiendo en problemas en el arranque del Fórum, junto con las inclemencias del tiempo. El director general del Fórum, Jordi Oliveras, subrayó ayer que la organización sigue "evaluando" las quejas y que resolverá en unos días, aunque no precisó cuántos.

El comité de dirección del Fórum se reunió anoche y hoy comunicarán algunos cambios relacionados con las quejas y otros aspectos del acontecimiento, según precisó un portavoz. Esos cambios seguramente se abordarán mañana en la reunión de la comisión de vicepresidentes del acontecimiento.

En cuanto a la prohibición de entrar alimentos, fuentes de la organización señalaron ayer que los concursos y la concesión de quioscos y restaurantes fueron muy complejos, y apuntan la posibilidad de que haya condiciones indemnizatorias si se estipuló que únicamente se consumirían alimentos adquiridos en el recinto.

A preguntas de este periódico, los portavoces del Fórum no quisieron precisar si existen o no tales condiciones. Igualmente las empresas concesionarias prefirieron guardar silencio sobre las condiciones o cláusulas de las contratas. Las firmas adjudicatarias esgrimieron la privacidad de los contratos para declinar referirse a ellos.

En cualquier caso, el Fórum aprobó en el último Consejo de Administración de 2003 un fondo de reserva que suponía el 10% del presupuesto, es decir, unos 42 millones de euros, para hacer frente a los imprevistos que se presentaran.

Falta de agilidad

Algunos sectores de la organización del Fórum ven con inquietud la falta de agilidad de la dirección en resolver las quejas, una sensación que comparten responsables municipales tanto de las filas del equipo de gobierno como de la oposición. El último en añadirse ha sido el segundo teniente de alcalde del consistorio, Jordi Portabella (ERC). El líder republicano considera que es un error que la organización impida entrar y salir el mismo día: "Es absurdo porque la entrada de un día debe dar derecho a entrar y salir cuantas veces se quiera y hay formas de arbitrarlo". En el Fórum sorprenden algunas críticas municipales cuando estas medidas fueron aprobadas por el Consejo de Administración, en el que han estado representadas todas las fuerzas políticas del municipio.

El temor que comparten los responsables del Fórum y el consistorio barcelonés estriba en que se instale cierto clima de desconfianza del visitante hacia el acontecimiento si imperan criterios excesivamente mercantilistas, como no dejar salir del recinto e impedir la entrada de bocadillos y refrescos. Es decir, que llegue a parecer que la prioridad de la organización es recaudatoria.

En el caso de los debates, por ejemplo, las tarifas de inscripción varían según la duración de los encuentros. Portavoces del Fórum apuntaron que, además de los gratuitos, el debate más económico fue el celebrado ayer -El papel de Europa en el mundo-, de 30 euros, y que hay otros 15 cuya entrada cuesta 55 euros y que son los que duran de dos a tres días.

Los más caros son los que organizan entidades ajenas al Fórum, como el de la Conferencia Mundial de Meteorología en los Medios de Comunicación, que cuesta 450 euros y dura tres días; el del Parlamento de las Religiones, cuyo precio es de 260 euros, y el de la Conferencia Mundial del Voluntariado, de cuatro días, por el que habrá que pagar 300 euros. También en este apartado se encuentra el Congreso Internacional de la Juventud.La Federación de Consumidores en Acción (FACUA) calificó ayer la prohibición de entrar alimentos de "ilegal y contradictoriamente insolidaria". Esta federación, que ha dirigido un escrito de queja a la organización y a la subdelegación de Consumo de la consejería de Comercio de la Generalitat, se remite a los grandes principios para recordar que la agenda de valores del Fórum plantea la "defensa de los derechos y libertades individuales".

La organización difundió ayer una nota interna en la que pedía a sus empleados que entren la comida de forma que "pase desapercibida" en los accesos "para no crear agravios comparativos" con el público, que por ahora tiene prohibido llevársela de casa. Asimismo, recuerda a los trabajadores que, en el caso de traerse comida, sólo pueden consumirla en las zonas de office de los centros de información, en el espacio de servicios de la jaima o en las áreas de descanso.

Desde la organización se apuntaban ayer algunos sistemas para que sea posible salir y volver a entrar en el recinto, como invalidar el billete de un día en el momento del acceso para evitar la reventa en el exterior, y utilizar algún sistema identificativo para que el visitante pueda acceder de nuevo, como las pulseras o un tampón que se comprobarían con el mismo lector de infrarrojos de los tornos de entrada.

Mientras, el mal tiempo de estos días está obligando a no pocos quioscos de comidas a tirar pan y hamburguesas, como reconocieron ayer algunos empleados, informa Clara Blanchar. El panorama que ayer ofrecían los establecimientos de comida era de contrastes: nadie en los quiosos -de hecho, algunos estaban cerrados- y cola en los restaurantes cuyas instalaciones están al abrigo de la intemperie.

La organización facilitó ayer los datos de la audiencia de la ceremonia inaugural. El portavoz de la organización, Oleguer Sarsanedas, manifestó ayer que obtuvo el 60% de la cuota de pantalla en Cataluña si se suma la audiencia de TVE y de TV-3.

Concretamente, Sarsanedas subrayó que la ceremonia inaugural fue el espacio más visto tanto en TV-3 como en Televisión Española en esa franja horaria.

En el caso de TVE fueron 3.157.0000 espectadores los que siguieron la emisión, mientras que 876.000 lo hicieron por TV-3. La organización se mostró complacida con estas cifras.