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IU aprueba su candidatura europea con un 57% de apoyo entre gritos de "¡tongo, tongo!"

La elección del cabeza de lista desata un enfrentamiento total entre Llamazares y Frutos

Carlos E. Cué

Cinco meses después de una asamblea federal que marcó la recuperación de la unidad en Izquierda Unida, y sólo siete semanas después de los peores resultados electorales de su historia, la federación volvió ayer al enfrentamiento abierto entre dos sectores que ha dominado sus últimos años. La candidatura europea, encabezada por Willy Meyer, que proponía la dirección, recibió el respaldo del 57,3% del Consejo Político Federal. El 35% votó en contra y el 6% en blanco. El sector de Francisco Frutos, secretario general del PCE, protestó contra el método de votación con gritos de "¡tongo, tongo!".

Los votos estaban contados, la bronca más que prevista, pero no los insultos. "¡Tramposo!", le gritaban al secretario de Organización, Rubén Fernández. Y eso que a última hora hubo un aparente gesto de reconciliación. Salvador Jové, el eurodiputado y candidato alternativo a Meyer presentado por los críticos, hizo un discurso descarnado de crítica contra la dirección y luego anunció que pese a tener los avales del 41% del Consejo Político retiraba su candidatura. Pero entonces, en la mejor tradición de IU, se estableció un bronco debate sobre el método de votación. El propio Jové había recordado poco antes una vieja máxima marxista: "Los métodos lo son todo, lo demás es accesorio". Lo que querían los críticos era lo que finalmente lograron: poder votar "no" en su papeleta. La dirección sostenía que, con una sola candidatura, sólo se podía dar el "sí" o abstenerse.

El inicio de esta polémica que ayer, con casi 160 personas reunidas, alcanzó niveles broncos, hay que buscarlo en la fallida candidatura del ex fiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo. El coordinador general, Gaspar Llamazares, le propuso encabezar la lista europea sin consultarlo prácticamente con nadie. Frutos, que se enteró por la prensa, como casi todos los dirigentes, criticó la candidatura y dijo poco después que Llamazares "debería hacer la maleta e irse a su casa" en vista de los malos resultados del 14 de marzo. El ambiente de tensión que se respira en IU hizo desistir al ex fiscal, que no esperaba ninguna crítica a su nombramiento. Llamazares admitió ayer, de nuevo, sus errores en la gestión de esa propuesta, y pidió con tono humilde a sus compañeros: "No apuremos demasiado el vaso de la hiel".

Lo cierto es que los diversos sectores críticos se han ido aglutinando contra la heterogénea mayoría que apoya a Gaspar Llamazares hasta conformar un bloque que ayer rozó, en algunas votaciones sobre el método de composición de candidaturas, el 45%. El coordinador general, que se enfrenta a la situación de mayor debilidad interna desde que fue elegido en octubre de 2000 por una diferencia de 26 votos de un total de 810, dispone aún de una mayoría que, como se pudo ver ayer, le permite aprobar la línea política fundamental.

Lo que se reprodujo ayer no es más que una repetición del esquema de crisis de la VI Asamblea, celebrada hace tres años. Todos los dirigentes asumen ahora que el enfrentamiento entre Llamazares y Frutos se cerró en falso. Como entonces, las diferencias políticas prácticamente no existen. Willy Meyer, ex diputado por Cádiz, es un hombre del PCE, que siempre había apoyado a Frutos. Como él mismo se encargó de destacar ayer, no le separa "ni una sola diferencia política" con el candidato alternativo, Salvador Jové. Todos coinciden en un eje político de apoyo crítico a la Unión Europea y rechazo de la Constitución tal y como está planteada. Todos coinciden también en apoyar al Gobierno del PSOE en cuestiones como la retirada de tropas. La diferencias son, pues, como en la VI asamblea, de tipo personal. De reparto de cargos en la lista europea, en este caso. Frutos pretendió encabezar esa candidatura. Jové quería seguir de eurodiputado. Los juegos de equilibrios de Llamazares para mantener su mayoría han llevado a Meyer, mano derecha de Felipe Alcaraz, el hombre fuerte de la federación andaluza, a la cabeza de la lista.

La batalla por el reparto de puestos se cerró ayer definitivamente. Pero el sector crítico estará expectante ante los resultados electorales de las europeas. Si son tan malos, o incluso peores que los del 14 de marzo, Llamazares se enfrentará de nuevo a una división interna que hace sólo unos meses se daba por superada.

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