CSABA OLIMPIU ZSIGOVSKI / Una casa con jardín
Csaba Olimpiu Zsigovski, rumano de 26 años, había llegado a España hace cinco meses desde Ludus, una pequeña ciudad en la región de Transilvania, donde había estudiado electrónica. Hijo de padre húngaro y madre rumana, en Madrid trabajaba en la construcción, siempre en compañía de rumanos, por lo que "no hablaba español muy bien, aunque sí lo entendía", recuerda su hermana Olimpia. Todos los días iba desde la estación de Atocha hasta la parada de Santa Eugenia, donde le esperaba su jefe para llevarle en coche hasta la obra en la que trabajaba. El 11-M cambió su trayecto habitual porque "un amigo suyo le había dicho que si iba desde Vicálvaro ahorraría tiempo y podría dormir más", cuenta Olimpia.
Csaba soñaba con legalizar su situación en España y casarse con su novia, Elena, también rumana, con la que llevaba saliendo tres años y medio. Los dos vivían en un piso en Moratalaz, que compartían con otros rumanos, aunque estaban intentando ahorrar dinero para "volver a Rumania, a Ludus, para comprar una casa con jardín, con flores". "Cerca de mí", sonríe Olimpia.
A Csaba "le gustaba mucho la naturaleza, los animales, salir a pasear por el bosque con el perro que tenía en casa de la abuela, siempre acompañado por su novia", añade. Le gustaba mucho comer, "especialmente dulces y tartas rumanas", aunque no le gustaba cocinar. Disfrutaba con la música de su país y viendo películas, "sobre todo cuando ponían su preferida, Gladiator", que veía siempre que podía con su novia o con su hermana.
Era un gran conversador. "Le encantaba hablar", dice Olimpia. "En Rumania, siempre esperaba a que volviera de clase por la noche para preguntarme cómo había pasado el día".
Hoy le sigue esperando en Ludus.
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