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FOROS DE DAVOS Y BOMBAY

El Foro de Bombay pide que la Corte Penal se ocupe de delitos contra la mujer

La Nobel de la Paz Shirin Ebadi defiende la CPI como una globalización de rostro humano

Antonio Caño

El Foro Social Mundial concluyó ayer sus trabajos en Bombay con un respaldo a la Corte Penal Internacional, descrita aquí como "uno de los mayores símbolos de los esfuerzos por globalizar la justicia". "La Corte Penal Internacional es una prueba de que es posible una globalización con un rostro más humano", dijo la premio Nobel de la Paz de 2003, la abogada iraní Shirin Ebadi, convertida en la estrella de este primer encuentro que celebran fuera de la ciudad brasileña de Porto Alegre organizaciones cuyo denominador común es presentarse como alternativa al sistema de libre mercado.

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Este foro presume de un funcionamiento asambleario y no está en condiciones de alcanzar conclusiones de sus cinco días de reuniones, ni tampoco lo pretende. En la cascada de ideas que se escuchan quedan, por tanto, algunas que no pasan de ser buenos deseos, otras que sólo tienen el propósito de llamar la atención y algunas que pretenden ser una aportación realista a la mejora de las condiciones de vida de millones de personas marginadas o perseguidas en decenas de países del mundo.

El impulso para que la Corte Penal Internacional (CPI) obtenga el respaldo de todos los Gobiernos puede considerarse dentro de la tercera categoría. "La CPI es el primer mecanismo de derechos humanos que protege de forma práctica a los individuos por encima de los límites de los Estados", afirmó Vahida Naimar, activista india implicada en la mejora de la justicia.

No es una casualidad que las principales protagonistas de la sesión de ayer sobre la CPI fuesen mujeres. Así ha ocurrido en muchas de las conferencias más interesantes en el Foro. Como mujeres son también casi la totalidad de los voluntarios indios que se ocupan de la organización y la mayoría de los miembros de las delegaciones presentes. En Bombay se llega a tener la impresión de que la causa de los derechos humanos y de la solidaridad con los más débiles de la sociedad son, sobre todo en los países del Tercer Mundo, preocupación prácticamente reservada a las mujeres.

La tercera mujer que concentró la atención en los debates de ayer fue Amal Basha, de Yemen, presidenta de una organización de derechos humanos en su país, que explicó que, en efecto, en el mundo árabe la lucha por los derechos humanos es algo muy minoritario y casi exclusivo de las mujeres. Dio algunas razones de ese fenómeno. "El mundo árabe", dijo, "está caracterizado por una cultura opresiva que margina sistemáticamente a gran parte de la población, y especialmente a las mujeres, con el pretexto de la sharia [ley islámica]".

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Basha recordó que, de los 22 países árabes que hay en el mundo, sólo dos, Jordania y Yibuti, han ratificado la Corte Penal Internacional. Tampoco Estados Unidos, Rusia o China (tres de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU) han ratificado todavía ese organismo. La Corte Penal Internacional es un tribunal cuyo cometido es juzgar los delitos contra la Humanidad cometidos en cualquier país del mundo a partir de su entrada en vigor, el 1 de julio de 2002.

Todo ese protagonismo femenino en la reunión sirvió para hacer una reclamación expresa de que la CPI se ocupe, cuanto antes, de juzgar los delitos de violación, esclavitud, trata de blancas y otros que se cometen de forma masiva, según denunciaron las participantes, durante conflictos armados o por regímenes opresivos en distintas partes del mundo.

La premio Nobel iraní tuvo palabras de recuerdo para las mujeres iraquíes que sufrieron abusos y discriminación masivos durante el régimen de Sadam Husein y que, según ella, "no han visto todavía mejorar su situación durante la ocupación norteamericana". "Los derechos humanos no pueden imponerse por las armas", afirmó.

El debate sobre los derechos de la mujer se vio ensombrecido por la noticia sobre la detención de un miembro de la representación de Suráfrica en el Foro, acusado de haber violado a una colega de su misma delegación. La noticia ocupó ayer la primera página de la prensa de Bombay y obligó a una nota por parte del comité organizador indio en la que lamentaba el suceso y añadía que los organizadores habían sido "informados de otras formas de abuso sexual de algunas mujeres y transexuales que son delegados".

La premio Nobel de la Paz iraní Shirin Ebadi (derecha), junto a la estrella de cine y miembro del Parlamento indio Shabana Azmi, el pasado viernes.
La premio Nobel de la Paz iraní Shirin Ebadi (derecha), junto a la estrella de cine y miembro del Parlamento indio Shabana Azmi, el pasado viernes.REUTERS

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