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Reportaje:

El mal trago de las listas

Socialistas e Izquierda Unida tienen los sistemas más participativos, frente a los populares y andalucistas

La confección de las candidaturas electorales de los partidos suelen provocar agitaciones internas en la mayoría de ellos. Es un momento duro para las organizaciones políticas porque, salvo excepciones, los que están quieren seguir y, para entrar en un puesto de salida, antes hay que hacer hueco; Es decir, quitar a alguien. ¿Cómo se hace una lista? En casi todos los casos son las direcciones provinciales los que deciden quiénes optarán a ejercer de futuras señorías en función de un abanico de criterios en el que el peso orgánico (y a veces institucional) y los apoyos internos del aspirante son claves a la hora de inclinar la balanza, mucho más que el de las virtudes personales, porque la meritocracia no es una norma que rija en la política.

El que las ejecutivas sean las que tengan la última palabra no quiere decir que los militantes dejen de participar en el proceso de elaboración de candidaturas, aunque sólo PSOE e Izquierda Unida tienen reglado el debate que, a diferencia del PP, se saca a la luz pública con naturalidad y sin temor a que sea interpretado como un signo de división.

El único partido que tiene ya resuelto este trámite es el PSOE. Durante un mes (desde el 10 de diciembre hasta el 10 de enero)los socialistas andaluces han celebrado 851 asambleas en la que sus cerca de 50.000 militantes han podido expresar su opinión sobre los que deben ir al Parlamento andaluz, Congreso y Senado en las elecciones andaluzas y legislativas del 14 de marzo. Frente a los 30 días de discusiones en las agrupaciones del PSOE, el PP va a invertir una semana en decidir quién va y quién no.

En este tiempo los militantes han acudido a las asambleas de sus agrupaciones para pronunciarse sobre los candidatos y proponer nombres. Es un camino que está muy marcado por las preferencias que previamente, y boca a boca, han trasladado las ejecutivas provinciales, que son las que, al final, ordenan la lista. De modo que las propuestas de los militantes no son vinculantes sino orientativas. Los comités provinciales votan las listas, que finalmente son aprobadas por el comité director andaluz, las autonómicas, y el comité federal las del Congreso y Senado.

"Hay un debate vivo que no queremos ocultar, donde se producen posiciones encontradas que se enmarcan dentro de la normalidad de nuestro partido", afirma el secretario de Organización del PSOE, Luis Pizarro, quien destaca la complejidad de combinar lo que denomina "todas las lógicas internas", es decir los equilibrios, la renovación, la paridad y el perfil social de los pretendientes a diputados y senadores.

Izquierda Unida es la formación que sigue un sistema más participativo de la denominadas bases, aunque, a la postre -y al igual que ocurre en el resto de las fuerzas políticas- los hilos se mueven desde arriba. Las asambleas locales, por voto personal y secreto, se pronuncian sobre los nombres que se van sugiriendo y el resultado se remite a los consejos provinciales. Estos "sintetizan" las candidaturas -vulgo: las ordenan- y se envían al consejo andaluz, el órgano que formalmente elige, aunque en sólo una ocasión ha cambiado una lista provincial. Para esta convocatoria, la 14º asamblea andaluza del pasado mes de diciembre y las provinciales que le precedieron han hecho la mitad del trabajo y el acuerdo es repartir la candidaturas según el resultado final de la asamblea: el 60% para los oficialistas y el 40% para los críticos. En cada provincia el equilibrio de las listas, aún por rematar, será proporcional a la fuerza de cada grupo.

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El Partido Popular cree que las listas estarán confeccionadas de forma definitiva en un plazo máximo de una semana, a partir de la disolución del Parlamento el día 19, y confía en cerrarlas sin excesivos problemas, toda vez que entiende que la gran renovación la hizo ante las elecciones autonómicas de 2000.

Las direcciones provinciales tendrán que elaborar las listas conforme a unos criterios clásicos: combinación de renovación-continuidad; juventud-experiencia y equilibrio entre hombres y mujeres. "La gente ya sabe los criterios con que hay que hacer las listas, no hace falta recordarlos", asegura un dirigente popular, que añade que hasta el momento el Partido Popular no ha abierto el debate de las listas electorales, cuando el PSOE ya las tiene cerradas, "porque no se ha querido". Este dirigente añade que los comités electorales provinciales tienen "total independencia" para hacer las candidaturas.

Las listas al Parlamento andaluz serán aprobadas por el Comité Electoral Regional, mientras que las del Congreso de los Diputados y las del Senado recibirán el refrendo del Comité Electoral Nacional (aunque éstas también son analizadas con lupa por la dirección regional). Este procedimiento permite tanto a la dirección regional como a la nacional una tutela importante sobre las listas. En ocasiones precedentes, las listas finalmente aprobadas sólo llevaron ligeros retoques en cuanto al orden en los puestos altos de la candidatura. Con la decisión de apurar al máximo la elaboración de las listas, el PP busca que un problema siempre espinoso en cualquier organización política se resuelva en pocos días, amortiguando, de esta manera, cualquier polémica de largo recorrido.

En el PA se sigue el procedimiento habitual: los nombres salen de los comités provinciales, pero es el consejo andalucista quien decide. En esta ocasión, la ejecutiva ha hecho valer su fuerza para nombrar a los candidatos de Córdoba y Granada, después de que el secretario general, Antonio Ortega, amagara con su dimisión si no se atendía su propuesta.

Esta información ha sido elaborada por Lourdes Lucio, Luis Barbero e Isabel Pedrote.

Dímelo con vino y sonrisas

Que la elaboración de las listas en el PSOE no es un camino de rosas es evidente a tenor de las declaraciones que los que han causado baja han hecho durante estas cuatro semanas, de las que se desprenden, cuanto menos, la falta de educación de algunos jefes políticos a la hora de prescindir de los todavía diputados. Han sido el caso de Amparo Rubiales, en Sevilla, que se lamentaba de que tras 25 años de actividad política "nadie" le hubiera explicado por qué se le "excluía" de la lista; o del malagueño José Asenjo, que se enteró por los periódicos que le proponían para el Senado; o del ex secretario general del PSOE andaluz, Carlos Sanjuán, quien aseguró que justificaron su salida porque "ya tiene derecho a pensión al haber cumplido 65 años". A Carmen Hermosín la proponían sin consulta previa para el Senado porque así lo querían "las bases" las cuales no verán satisfechos sus deseos ya que irá al Congreso.

Son dirigentes históricos del socialismo andaluz y en los casos de Asenjo y Sanjuán saben muy bien cómo se hace una lista. Por lo común, las direcciones evitan comunicar abiertamente sus planteamientos a los afectados para cortar toda posibilidad de maniobra. "Otra cosa es cómo se comuniquen. Hay quien te lo dice con sonrisas e invitándote a comer con Protos y hay quien ni eso. Ésa es la diferencia", resume un dirigente.

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