"El fotógrafo, ahora, o va pagado o está en la retaguardia"

La estación de trenes de Santa Justa (Sevilla) se convierte estos días (hasta el 24 de noviembre) en galería donde se expone el último trabajo del artista Carlos Pérez Siquier (Almería, 1930), una selección de fotografía del libro Almería, Granada y Sevilla, un viaje fotográfico de Carlos Pérez Siquier.

Pregunta. ¿Deja el retrato social y humanista para fijarse en el tren?

Respuesta. Sí, creo que el fotógrafo tiene que evolucionar y, si antes fijaba mi mirada en la realidad de las personas, ahora tengo una provocación más visual. Me llaman la atención los fenómenos mecánicos, el lado más moderno. Por eso dejo los retratos y la intimidad de la persona y me fijo en la obra del hombre.

P. ¿Y por qué elige el tren?

R. Es el símbolo de la modernidad, es la vertebración de todos los caminos que se está encontrando España. También es un transporte que ha inspirado al arte, está presente en películas, libros, cine y también en la fotografía.

P. ¿Cómo lo retrata?

R. Desde dentro, desde la mirada del viajero. Es un viaje interno, la somnolencia y la fugacidad del tiempo, lo que precede al sueño. Como diría Quevedo: 'Sólo lo fugitivo permanece y dura'. En las imágenes se confunde lo irreal y lo irreal. Utilizo el color para ello y la reproducción de las fotografías son de gran tamaño.

P. Del blanco y negro ha pasado al color, ¿cuándo va a utilizar la fotografía digital?

R. Eso se lo dejo a los que vengan por detrás. Yo, con la cámara analógica, también engaño y, aunque parezca que hay imágenes manipuladas, lo hago todo con la cámara limpia. Soy el cordón umbilical entre lo analógico y digital.

P. ¿Ahora es más fácil ser fotógrafo con las cámaras digitales?

R. Yo estudié la técnica hace treinta años y hoy, en tres días, con un manual uno aprende todo. Lo difícil es saber mirar. La cámara digital te da los medios pero la visión la das tú.

P. Pero las cámaras digitales simplifican el trabajo.

R. Sí, pero el fotógrafo tiene que estar en la calle. Aunque maneje bien los programas, todo depende del sentido del arte. Podrá ser creativo, pero si sólo se limita a transformar las cosas sin sensibilidad, no tendrá nada que hacer: cambia la foto, pero no transmite nada.

P. ¿Sería ahora fotógrafo de guerra?

R. No, hace treinta años sí, pero el fotógrafo, ahora, o va pagado o está en la retaguardia. Ya no se puede estar en la línea de fuego, los clásicos fotógrafos han pasado a la historia.

P. ¿ Cuáles son sus proyectos?

R. Dentro de unos meses presentaré una muestra de la Plaza de la Gran Maestranza de Sevilla. Una visión personal y original.