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Reportaje:

Un Gandhi predica en Euskadi

El nieto de Mahatma difunde su mensaje pacifista

Maribel Marín Yarza

Arun Gandhi (Suráfrica, 1934) no viste túnica blanca, ni ayunó cuando Estados Unidos -país en el que vive desde 1987- dejó caer sus bombas sobre Irak. Pero practica todos los días lo que aprendió de su abuelo Mahatma Gandhi, el líder espiritual y político hindú que lideró la campaña por la independencia india de Gran Bretaña desde la desobediencia civil. En 1991 fundó el Instituto M. K. Gandhi por la No Violencia en Memphis y viaja por todo el mundo para extender los principios de la cultura de la paz. "Estados Unidos es el lugar donde esta filosofía es más necesaria. Es muy triste ver lo que están haciendo", afirma.

Arun es más reacio a pronunciarse sobre el caso concreto del País Vasco, donde ha participado esta semana en las jornadas La no violencia: un camino hacia la paz, organizadas por la Fundación Museo de la Paz de Gernika (Vizcaya). Su mensaje es global y puede resumirse así:

"Tenemos que ser nosotros el cambio que queremos ver" y "debemos aprender a dominar la ira, que es lo que causa cerca del 90% de la violencia que experimentamos en nuestras vidas personales y nacionales". ¿Cómo se controla? "Necesitaría una hora de entrevista para explicarlo". Tenía prisa. Representantes del Ayuntamiento de San Sebastián le esperaban para comer, tras su visita al Museo Chillida-Leku y la recepción en el Consistorio.

Pero Arun Gandhi ya había avanzado minutos antes parte de la fórmula que preconiza. "Hay que ayudar a que las personas entiendan la palabra paz en toda su dimensión. El hecho de que la violencia no esté en nuestras calles o que nuestro país no esté en guerra no significa que vivamos en paz", explicó. "Sólo se alcanzará cuando todas las necesidades de la gente estén cubiertas, cuando no exista la explotación, cuando se ame y se respete a todo el mundo".

Para Arun Gandhi, que vivió con su abuelo durante los años más convulsos de la India, no existe nada imposible si se anhela. Ni siquiera cambiar los valores más desvirtuados de la sociedad del siglo XXI. "La voluntad, el deseo de alcanzar la paz está ahí", apunta; "el problema es que está dominada por un estilo de vida materialista, individualista y egoísta, que impide que aflore la verdad".

Arun Gandhi, escritor y periodista, que ayer fue recibido por el lehendakari Ibarretxe, ha dedicado su vida a compartir la herencia espiritual de su abuelo y no cree haber aportado nada nuevo a sus postulados. "Lo que he hecho ha sido actualizar su mensaje, darle una nueva interpretación y hacerlo más entendible para la gente joven". ¿Qué habría sido de no ser nieto de Gandhi? "No lo sé, soy incapaz de imaginarlo", confiesa.

Arun Gandhi, durante la entrevista que mantuvo ayer con el <i>lehendakari</i> Ibarretxe.
Arun Gandhi, durante la entrevista que mantuvo ayer con el lehendakari Ibarretxe.PRADIP J. PHANSE

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