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Crítica:LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La investigación como un arte

Joxemari Iturralde (Tolosa, 1951) es autor de una amplia obra narrativa en lengua vasca. Participante en la recordada Banda Pott, ha ocupado un lugar eminente en la narrativa en lengua vasca con una amplia trayectoria. Quizá no posee el eco mediático de Atxaga, pero habría que recordar que, cuando a éste le dieron el Premio Nacional de Narrativa, predijo que pronto otro autor vasco lo ganaría, y es probable que entonces estuviera pensando en la obra de Iturralde.

Tenemos ahora la oportunidad de leer su novela más reciente, que se publica traducida como Las moscas no salen en las fotos, cuyo texto original se publicó en euskara el año 2000.Iturralde posee un proyecto narrativo: en primer lugar, se empeñó, problemas de las literaturas minoritarias, en cultivar en euskara géneros narrativos que no estuvieran presentes en esa literatura; más tarde se centró en la composición de novelas largas, y a este respecto, cabría citar su Kilkirra eta roulottea (1997), hasta diseñar un amplio proyecto narrativo, una trilogía de la que la novela actual sería la tercera entrega, un proyecto que gira en torno a la idea de que no somos dueños de nuestro destino, sino que dependemos de fuerzas que no dominamos.

En esta novela, esa idea-fuerza se concreta en las andanzas de Julio Requejo, investigador privado que odia ser llamado detective (por lo que la portada le hace un flaco favor a la novela), quien debe investigar dos (o tres) tramas a la vez, para terminar dándose cuenta que es una víctima de una fuerza superior.

En Iturralde la novela es un espejo en la que se van uniendo distintas fuerzas: la descripción, la autobiografía, la opinión que del autor, la acción, el símbolo primero que dé el primer impulso narrativo,... una concepción de novela en la que la trama puede jugar un lugar secundario, en la que los hilos de unidad permanecen ocultos hasta el final, y en la que el constructivismo y el fragmento se convierten en elementos fundamentales, frente a otras convenciones novelescas, como la introspección o el análisis de los personajes.

Ese espejo que se pasea por el camino juega con los tópicos y recrea una atmósfera para llegar a traslucir la tesis general con la que va trabajando el autor, esa tesis que nos muestra moscas en una fotografía que no controlamos.

Joxemari Iturralde: Las moscas no salen en las fotos. Erein, San Sebastián, 2003; 255 páginas; 18,20 euros.

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