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CLÁSICOS DEL SIGLO XX (2)

Un proletario vital y rabioso

David Herbert Lawrence era el cuarto hijo de un minero alcohólico y de una maestra de escuela retirada, una mujer empeñada en salvar a sus hijos de la indigencia y de los maltratos de su marido. En una carta de 1910, el escritor se confesaba: "Nací odiando a mi padre. Desde tan pronto como puedo recordar, temblaba de miedo cuando él me tocaba. Ya era muy malo antes de nacer yo".

David vio la luz el 11 de septiembre de 1885, en Eastwood, Inglaterra. Con 13 años consiguió una beca para cursar la enseñanza secundaria y luego continuó en el University College de Nottingham. Tras ejercer como maestro en el sur de Londres durante tres años, en 1911 publicó su primera novela, El pavo blanco, a la que siguió El merodeador. Fue entonces cuando conoció a Frida von Richthofen, aristócrata alemana y esposa de Ernest Weekly, un antiguo profesor de Lawrence. Ella dejó a su marido y a sus tres hijos para lanzarse a una vida nómada con el escritor.

Más información
'El amante de lady Chatterley', de D. H. Lawrence

En 1913 apareció Hijos y amantes, novela con la que Lawrence obtuvo el reconocimiento generalizado de la crítica, pero no el favor del público. En esta obra recreó la agonía de su propia madre, ocurrida tres años antes, a la que él ayudó a morir administrándole una sobredosis de barbitúricos.

Matrimonio ambulante

Lawrence se casó con Frida en julio de 1914, justo cuando estalla la I Guerra Mundial. Es un periodo duro para la pareja: él aborrece a los militares y ella es de origen alemán. Por añadidura, la censura obstaculiza en 1915 la publicación de El arco iris, novela considerada obscena. Mujeres enamoradas, aparecida en 1921, convierte al escritor, una vez más, en un objetivo preferente de las condenas de las personas bienpensantes.

La situación mejoró a partir de entonces, cuando la obra del escritor comenzó a venderse con notable éxito en EE UU, y el matrimonio se instaló definitivamente en el extranjero: Alemania, Italia, Austria, Ceilán o Australia, que inspiró a Lawrence su obra Kanguro, de 1923.

El escritor visitó México ese mismo año y quedó fascinado por la civilización azteca. Como homenaje, escribió La serpiente emplumada, que se publica en 1926. Tras una nueva visita al continente americano, el matrimonio se instala en Spotorno, cerca de Génova, junto a algunos familiares y amigos. La salud de Lawrence se encuentra ya muy resentida debido a una tuberculosis. Dedicará sus últimos años a pintar cuadros y a escribir El amante de Lady Chatterley, así como algunos de sus mejores poemas. Muere el 2 de marzo de 1930, con 44 años, en Vence, al sur de Francia.

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