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Sara Rosenberg termina su trilogía sobre la dictadura argentina

Elisa Silió

La escritora argentina Sara Rosenberg (Tucumán, 1954) pasó tres años en prisión y sobrevivió a la dictadura de su país. Dejó a muchos amigos asesinados por el camino y por ello se siente en el deber de mantener viva su memoria. Lo ha hecho en sus dos entregas anteriores -El hilo rojo (1998) y Cuaderno de invierno (1999), publicadas en Espasa- y lo vuelve a hacer ahora en La edad de barro (Destino), el libro que cierra la trilogía. "Mi primera novela hablaba de una mujer desaparecida, la segunda de las crisis en el exilio y ésta significa el regreso a América", comentó hace unos días, durante la presentación del libro en Madrid.

En La edad de barro, la escritora aborda el tema de los desaparecidos y al mismo tiempo hace una crítica desde la literatura "al actual desarrollo científico en nuestra sociedad movida por la ley de la máxima ganancia", según sus propias palabras. En estas páginas se plantean una serie de dudas sobre la influencia de la ciencia y la tecnología en el desarrollo del mundo actual. "Estamos asistiendo a un progreso técnico maravilloso, pero me preocupa a quién se ha cedido el poder de hacer y deshacer", dice.

Un biólogo que no acepta el trabajo de los laboratorios interesados en biotecnología con fines alimentarios viaja a algún lugar de Suramérica con sus embriones de rana para salvar su ética. "El protagonista se mueve siempre entre dos mundos distintos, lo que, a la postre, conforma un fresco de la situación política, social y personal de América del Sur y una mirada a Europa desde el otro lado", explica Sara Rosenberg. "Él abandona un infierno, el del laboratorio, para meterse en otro, el de la selva, donde también hay una dominación", afirmó la también pintora y escultora.

Composición coral

"Esta novela es una composición coral en la que cada personaje representa un saber diferente y opera como contradicción del otro, pero siempre mostrando su parte de verdad", matiza Rosenberg, que reside en España desde 1981. La novelista, que vivió exiliada en Canadá, eligió como animal la rana "porque significa nuestro origen, el enganche entre el alga inicial y el cerebro desarrollado". En cuanto al título, explicó que "el barro alude a lo podrido y lo sucio, donde todo se hunde, pero también al comienzo de la vida, según la mitología cristiana".

La crítica política la aborda Sara Rosenberg a través de la historia de un hospital psiquiátrico, situado en un paraje próximo al lugar donde trabaja el biólogo, dirigido por un médico sin escrúpulos. Allí está internado el hijo del dictador del pequeño pueblo, que muere en un lago como otros contrarios al régimen. Con estos dos personajes, Rosenberg quiere revivir la historia del dictador Jorge Rafael Videla: "Tenía seis hijos y al quinto lo internó en un manicomio, nadie fue a verle y murió en un lago ahogado". "Si un hombre es capaz de hacer desaparecer a un hijo, es capaz de matar a 30.000 personas", concluye.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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